domingo, 30 de septiembre de 2012

Para pensar






Sabiduría del Rey Lagarto


Hay de chés a chés


Una imagen que te roba el aliento


La maravilla de los perros




Chocolate de Chiapas



Enviado por Eréndira vía correo electrónico.

Qué lástima que en Chiapas se está perdiendo la tradición del cultivo de algo tan valioso como el cacao. Consumamos chocolate del Soconusco para que no muera la sana costumbre de este alimento natural y lleno de antioxidantes.





Durante la exposición Salón Chocolate 2012, en el World Trade Center de la Ciudad de México, la marca Los Carrerantes, producida en el municipio de Venustiano Carranza, tuvo una participación relevante.

Los Carrerantes es una marca de chocolate que retoma técnicas tradicionales de esta región del estado. La inclusión del proceso de fermentación de la semilla del cacao le da un plus y un sabor distinto a este producto.

Los Carrerantes obtuvo el registro oficial ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), lo que les permite una mayor apertura para ingresar a nuevos mercados.

Los Carrerantes es un producto artesanal que utiliza el cacao de mejor calidad y no tiene conservadores. El proceso de elaboración también es “cuestión de salud”, y dicen estar actualmente luchando porque sea menos azúcar y más cacao, reivindicando el proceso artesanal.
Otras marcas que se producen en el Soconusco son Chocolates Balam, Chocolatzin y Chocatam.
La materia prima de Los Carrerantes se obtiene del Soconusco, de comunidades de Tuxtla Chico, Tuzantán y Tapachula, así como de Pichucalco. Se trabaja directamente con los productores y la mezcla se realiza en Venustiano Carranza, con apoyo de artesanos.
Los Carrerantes utiliza cacao fermentado en madera de cedro, que lleva de tres a cuatro días, para obtener más calidad al momento de hacer nuestra pasta”.

Como dato de interés: Para asimilar correctamente todos los beneficios del cacao, el chocolate se debe tomar preferentemente con agua, no con leche. Se ha comprobado que las proteínas de la leche inhiben el efecto antioxidante del cacao. Antes de la llegada de los españoles, el chocolate se preparaba con agua y era una bebida que sólo podía ser consumida por los reyes.
El chocolate es excelente frente a la tristeza, la ansiedad y la irritabilidad, porque contiene teobromina, cafeína y teofilina, bases xánticas que estimulan diversas acciones fisiológicas incluyendo la del sistema nervioso, la circulación sanguínea y tienen efectos diuréticos.
El cacao contiene un 6 % de fibra dietética, que se diluye en función de sus otros ingredientes. Es beneficiosa para favorecer el movimiento intestinal. El cacao aporta antioxidantes relacionadas con la prevención de algunos tipos de cáncer. Su presencia es muy relevante porque estimulan la producción de prostacilinas que contribuyen a reducir la presión arterial.
La concentración de minerales en el cacao es muy alta en potasio, fósforo y magnesio. También aporta hierro, calcio, zinc, cobre y cromo, además de vitaminas E, B1 y B2.

The Catcher in the Rye ahora es una bebida... ¡Salud!

Enviado por Eréndira vía correo electrónico

After 12: Book-Inspired Cocktales, What a Novel Idea!

Abrirá INAH nueva zona arqueológica en Chiapas: El Lagartero



Notimex. Tras 14 años de trabajo, El Lagartero, un antiguo asentamiento maya que se localiza en Lagos de Colón, Chiapas, cercano a la frontera con Guatemala, abrirá en próximas fechas al público, con cuatro pirámides, nueve altares, un juego de pelota, siete basamentos habitacionales y otras estructuras.



La propuesta de este nuevo sitio maya es que los visitantes recorran parte de su centro ceremonial, rodeado por cristalinos cuerpos de agua y la exuberancia de la vegetación original de la selva baja, ya que es el único sitio de esta cultura que todavía conserva dicho ecosistema.
Este sitio, que se agrega al listado de las 14 nuevas zonas arqueológicas que se habrán abierto durante la presente administración, fue un lugar de paso de aspectos culturales e ideológicos durante al menos un milenio, de 300 a 1400 d.C., como lo demuestran vestigios de edificaciones y objetos encontrados en las 14 temporadas de campo que se han realizado.


La mayoría de las estructuras de El Lagartero están sobre islas pequeñas y penínsulas rodeadas por los lagos del ejido Cristóbal Colón, aproximadamente a 68 kilómetros de Comitán, informó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
En el más grande de los islotes, El Limonal, se localiza el área ceremonial que también podrá conocer el visitante. Alrededor de la plaza principal se distribuyen cuatro pirámides, salvo la norte (conocida como de Las Vasijas), todas tienen altares.


Las restantes son las nombradas: Dios del Viento (al sur), del Guajil (al este) y de las Tumbas (al oeste), ésta última es la más pequeña, sin embargo, su excavación arrojó importantes hallazgos, como la única estela completa que se ha encontrado en el sitio.
Dicho monumento muestra una escena en la que se observa a un jerarca maya sometiendo a un personaje de menor tamaño, de ahí se deduce que un señor venido de una región cercana, llegó y dominó El Lagartero, alrededor del año 1000 después de Cristo. 



La mayoría de las pirámides sirvieron como tumbas, aunque solo en una de ellas se encontraron tres ollas con entierros en su interior y vasijas alrededor. La gente que habitó este sitio aprovechó al máximo su medio ambiente. Cabe destacar que pocas ciudades mayas tuvieron resuelto el acceso a los recursos de agua y tierra, indispensables para la supervivencia.
El Lagartero fue un importante centro de comunicación y comercio no solo en tiempos prehispánicos, sino también durante la Colonia, y hoy es un punto de contacto entre varios grupos étnicos de la región Chiapas-Guatemala.


Estereotipos de la televisión y la discriminación a indígena



Mural zapatista Foto: zapateando.wordpress.com

Por Vinicio Chaparro, enviado especial.
Fragmentos de "Un estudio profundo del inconmensurable fenómeno del zapatismo". Publicado en Los Ángeles Press (E.E.U.U)

Los juegos olímpicos han perdido su sentido deportivo para convertirse en un espectáculo de ventas. O, ¿cómo le podemos llamar al hecho de que Michael Jordan, quien ganaba millones de dólares al minuto, se enfrentara a deportistas tan pobres que su alimentación era peor que la del mismo perro favorito de Jordan? Hasta allá ha llegado el capitalismo a corromper la competencia de unos atletas amateurs que a veces tenían problemas hasta para comer arroz o frijoles.
Basta imaginar a un atleta de Ruanda, de Indonesia o de México tratar de enfrentar a temibles máquinas estadounidenses, rusas y alemanas formadas de todo tipo de asteroides y esteroides. Sería como si yo me enfrentara con John Cena (Yon Sina, se prenuncia), ese transformer hecho de puras hormonas musculares, en una dispareja contienda de wrestling (lucha libre). Ni los huesos me hubieran quedado. Que diferencia al Cavernario Galindo que se daba tremendos trompones con El Santo, El enmascarado de plata. Cero hormonas artificiales. Ahora son puros globos.
Los grandes deportistas han sido capturados por la mercadotecnia y esto ha desarrollado una ambición por sueldos tan millonarios como los de Messi y Christiano Romualdo (perdón fanáticos del Real Madrid, debí decir Ronaldo, el dios Ronaldo). Hoy el deporte es un negocio, es decir, una manipulación de nuestros ánimos deportistas. Una manipulación que busca la ganancia como motor fundamental de los juegos olímpicos y todo tipo de competencias mundiales o televisivas.
Solo en Cuba se ha impedido esta involución. El resto del mundo mira el futbol entre comerciales de las transnacionales que nos hacen tomar una coca al día, querer tener un Peugot o anhelar un viaje a Cancún o, mínimo, una cerveza Sol. Para eso nos quieren ahí, sentados frente al televisor, para hacernos fanáticos de Hugo Sánchez. Bueno, antes; ahora El Pichichi es más "mamón" que el mismísimo Cuau. Ya ni Televisa lo quiere.
Y dentro de la ética en el deporte, dicho con todo respeto para los amantes del Perro Bermúdez, el futbol es el deporte más cuestionable de todos. ¡Truchas, ojo, zorras!, "fíjensen" bien en el terreno del juego. Basta ver a un jugador de futbol soccer tirado en el pasto agarrándose una pierna con una cara de muerte mortal, como si se le hubieran quebrado la pata (si, dije pata) en tres partes, basta eso y ver como todos los dolores desaparecen al sonido favorable del silbato.
Fingir es lo común en el futbol. Hasta Cristiano Ronaldo se ha roto un fémur con tal de ganarle al Barcelona. Messi no hace malos quesos, lo he visto sufrir como en un parto natural y levantarse ágil y ligero a los 15 segundos, después de conseguir el penalti con su actuación.
Podrán poner a miles de niños a que saquen una enorme bandera de “Fair Game” antes de cada juego, de todos modos los patadones se dan al por mayor, insultos, escupitajos, golpes bajos y conatos de violencia. Eso es clásico para los domingos en el sillón (los que tienen sillón). La ética en el futbol es una desconocida manifestación humana, reflejo de nuestro sistema pedagógico, que no ha sido estudiada con todo rigor. Pero es solo un deporte, ¿que de importante puede ser la ética del deporte si lo que este intenta es divertir? Dirimir las guerras en carreras y jodazos reglamentarios al por mayor (sobre todo en el box).
(...)

Niños de Chiapas Foto: ciesas.wordpress.com


Va haber polémica, perderemos a todos los fans de Lucerito y de La Gaviota, a todos los aficionados americanistas y a uno que otro del Cruz Azul, seguro, nos vamos a quedar a pie, pero la rueda de la antropología no se puede detener por simple pasión futbolística o por amargas lágrimas de cocodrilo. Sorry.

Parece que este viaje nos podrá ayudar un poco a borrarnos estructuras mentales y apreciaciones estéticas de la vida y el pensamiento, que llevamos en el lomo como costales con piedras, desde que llegó una cultura de occidente que, muy oronda y barbona, puso una cruz, leyó un pergamino e impuso sus dioses, sus reglas, sus tributos, sus impuestos, sus sueldos, sus azotes, sus límites territoriales, sus páginas de sociales, su horario laboral y hasta nos ordenó qué pensar.
Recuerden que cuando el crucifijo no surtía efecto, el arcabuz lo suplía. Hoy, como en aquel entonces, los mismos tataranietos de los presos que sacó Hernán Cortés de las prisiones para venir a enriquecerse; desde una pantalla brillante, nos dicen qué champú usar, qué corte y color de pelo debemos lucir, qué sopa instantánea debemos ingerir, por qué político votar y hasta en qué dios debemos de creer. 
Solo que ahora a esa forma de control mental le llaman neoliberalismo. Y no hay piedad, nos meten a sus estereotipos a hasta por allá por donde les platiqué. Desde que empezamos a pensar, nuestras guarderías (cuando no se queman), se saturan de pinturas de Bob Esponja y Winnie Pooh, hasta la saciedad. Blanca Nieves es la reina de los muros coloridos de los jardines de niños. La historia indígena ha desaparecido de los libros de texto, para que el cuchillo descerebrador corte como mantequilla el tierno cerebro de nuestros hijos. Después será más fácil ponerles unas horrorosas máscaras para que salgan a pedir Halloween.
Reglas de la comunidad zapatista
Y mientras, seguimos cargando ese pesado costal de huesos de estereotipos petrificados en nuestras espaldas. Hoy, por primera vez, vamos a poder quitarle unas cuantas piedritas a ese costalote. Para eso sirve este destripadero, para matar los fantasmas que nos hacen creer a pie juntillas todo lo que nos indica la cultura occidental y, de esa manera, tal vez con un poco menos de peso en nuestras genuflexas espaldas, podamos rescatar un poco de nuestro pasado indígena. Bien dijo Ofelia Medina al inicio de la rebelión de los zapatistas: “Todos tenemos una gota de sangre india en nuestras venas. Sólo falta reconocerlo”. Hay que llevar a esa gota a que se dé un paseo por nuestras teleadictas neuronas, no basta con leer National Geographic.
Haciendo un recuento de daños, podremos observar que ya pasaron a mejor vida aquellas ideas de que sólo los blancos pueden gobernar (Evo Morales puso el último clavo al ataúd). Luego también se acabó la vieja idea de que sólo mediante la ganancia se puede organizar a una sociedad (lo llaman libre mercado) y de que los gobernantes merecen un enorme sueldo para realizar su labor y que son como dioses o genios sacados de una urna electoral. Pero, sobre todo, ya murió la creencia de que los indios son pendejos, güevones y pusilánimes, así los llamaban los españoles cuando se conocieron, o de que todos los argentinos son mamones. Eso, creo que a estas alturas, ya debe estar un poco más claro. Espero.
Pero todavía hay otros estereotipos que tienen que morir. El del descubrimiento de América, esa gran mentira que usaron los españoles y el Papa para justificar la apropiación de las tierras de los habitantes originales de América, y falta darle una buena ráfaga de Cuerno de Chivo al estereotipo que nos obliga a creer el que los americanos sean unos sujetos rubios y de ojos azules, como los que llegaron después. Que magnífica estupidez. 
¿O sea que los estadounidenses no solo despojaron a los indios de su tierra, sino hasta de su propio patronímico, dejando para ellos solo los nombres de sus equipos de futbol y de sus helicópteros de ataque? ¿Saben que la operación para matar a Bin Laden se llamó Gerónimo? ¿Paradójico, verdad? ¿No nos sorprendería que alguna operación para acabar con los zapatistas se llame Moctezuma? ¿Ya que nos puede sorprender de semejante cinismo? Geopolítica la llaman hoy; antes la llamaban conquista.

Pero hay un estereotipo al que vamos intentar darle chicharrón ahora. Es muy importante. Más peor que el de la muñeca Barbie.
Les contaré. En las revistas, cuando alguna mujer ve a un niño, usualmente dice "¡qué hermoso! Y sí, lo ves y el niñito es verdaderamente hermoso. Blanco, ojos azules, una cuantas chilpas güeras, su boquita bien definida con sus labiecitos carnositos y con un enorme sonrisón de Colgate, aún sin dientes, o con un enorme chupón de miel. Cuatro kilotes de salud y sus cachetotes, sublimes, esponjaditos, rositas, como acabados de llenar de rubor. Bueno, a algunas lectoras de dichas revistas las he visto que hasta pellizcan en el papel sus cachetes (los del niño, no los de ustedes), figuradamente, y otras mas atrevidas y emotivas, hasta le zampan un besote tronadote a la foto. El clásico niño Gerber.
Claro que las mismas personas, cuando ven al hijo recién nacido de la sirvienta, le dicen ¡qué bonito!, pero con él, sólo besan los dedos de sus manos y con sus puntitas, con un poco de asquito, llevan el beso al cachete del infante morenón y pelitos parados y se voltean y se alejan rápidamente sacando discretamente un trozo de Kleenex para limpiar los dedos y alejar "la infección".
Ese es el estereotipo de los niños bonitos en el capitalismo. Blancos y bonitos. Gerber es la empresa que mejor ha manejado a este estereotipo infantil. ¿Los indios?, los indios, sólo salen en National Geographic.
Pero, ¡oh, sorpresa!, (hay que decir "oh, sorpresa", cada vez que pretendamos alertar al lector), de pronto algo sucedió. Paren oreja.
Nos encontrábamos tirados Fabi y yo, con un tronco como almohada, escuchando toda, pero toda la historia piquetera de Argentina, cuando se acercaron, sin darnos cuenta, tres marabuntitas. En vivo y a todo color. Nos ofrecían tamales, tamales de frijoles. ¿Cuánto?, les preguntó Fabi, mi mejor amiga, confesora y terapeuta profesional. Nos dijeron que dos pesos con cincuenta centavos (18 centavos de dólar). Bromeamos y platicamos un poco con ellas, con las vendedoras de tamales de frijoles, y sus ojos se metieron en nosotros. Eran calladas como sus padres, pero sonrientes y tímidas. Y sí, sus profundas miradas de antropologuitas, se metieron dentro aquí. Veían como zapatistas, a pesar de su corta edad.
Además esos tamales de frijoles, que resultaron ser dos -¡dos por dos cincuenta!-, me hicieron pensar en el Nobel de Economía, otra vez. 
En realidad, hay que reconocer que el contacto con los zapatistas, con las bases de apoyo, no fue muy íntimo, sólo con la marabunta que ahí estudiaba, jugaba y vendía tamales de frijoles tuvimos un acercamiento mas cerquita con el zapatismo y estuvimos solo tres días ahí. Entonces no se puede decir que este estudio cumpla con las características académicas para lo que dice ser, bueno, ni para una tesis profesional. Pero cuando mi ex amiga y ex terapeuta personal y un servidor tuvimos aquella cercanía con las marabuntitas, lo comprendimos todo. Hay otro tipo de belleza.
Otra forma de pensar. De ver, de apreciar. Pero para lograrlo necesitaríamos otra revolución. No bastaría con un Ooohmmm.
La marabunta no le pide nada a los niños Gerber. “Tenemos que despojarnos de nuestros estereotipos occidentales”, murmuró Fabi, mientras limpiaba la traición de sus lágrimas. Extraño la amistad de Fabis, es mi culpa y a los estereotipos los empezó a matar ella. Ella, con su enorme sensibilidad.
Claro, Fabi tenía razón, ésos, ésos eran los verdaderos americanos. Y su belleza infantil.
Los de allá, allende el Bravo, los güeritos, los de "Mi pobre angelito", eran los impostores.
“Todo ser humano es bonito, aunque le falte una pata o un ojo, la belleza está en otro lado, adentro”, decía mi sabio abuelo. Hay un chiste racista que dice que cuando son bebés, hasta los negros y los burros son bonitos. Es cruel, sí, lo sé. Pero eso significa que los negros son tan feos como los burros. Eso es racismo puro, de alcurnia, muy común, pero ¿qué culpa tienen los burros del racismo de los humanos? Sin ofender.
Las páginas de sociales están llenas de "gente bonita", como en los antros de Cancún. Abajo, en la maquila, en los guetos urbanos y rurales, los mocos, la piel morena, los jiotes (esas terribles manchas grisáceas en la cara por motivo de la falta de vitaminas, justo antes de la inanición), hacen de nuestro mundo un submundo, el de los feos, a los que no nos quieren en sus malls.
Pero en fin. El mayor y más dañino estereotipo es el de que para ser bonita hay que ser güera, como mi novia Marilyn Monroe. Ya nadie está conforme con su pelo negro. El cambio de imagen es contundente en la televisión. Todo enfocado a ocultar nuestra piel oscura y nuestras huellas de acné.
Pero en La Garrucha también murió ese estereotipo. La Marabunta lo mató.
Es el estereotipo de que sólo los niños blancos eran bonitos.
Son pobres, son morenos, no comen bien, no tienen agua caliente ni las pavorosas cremas para la epidermis de Michel Jackson. En realidad su ropa no les ayuda mucho, no los viste Chanel. Y tienen alguna que otra espinillita, grano, acné, mancha o afín. Pero, es que no les alcanza para comprar Axepsia. 
Su porte no es muy vertical, las cargas de leña que tienen que cargar por la vereda, desde niños, los ha doblado un poquitín. No tienen el cabello de Thalía, ni el lunarcito coquetón de Cindy Crawford. Sus pies están maltratados un poco, también. Sus huaraches son de manufactura muy rudimentaria. La lotería no ha tocado sus puertas. La miseria no les permite desenvolverse y lucir mucho en las galas de alfombra roja. Pero… aquel día, con la marabunta vendiéndome tamales de 2.50 pesos, se me murió mi alma neoliberal.
La marabunta también me la mató.
Foto: La División del Norte

Pero para cerrar con broche de oro, les voy a matar otro estereotipo mamón. El de que los indios nos saben lo que son. Este es un texto que nos envió una asidua lectora. Dice así:
“Qué orgullosa me siento de ser indígena wayuu (Colombia y Venezuela), esa sangre que corre por mis venas, que alimenta mi cuerpo y hace vibrar mi espíritu, que me mantiene siempre despierta y vigilante, y me recuerda siempre que soy hija del desierto, de la tierra del sol y el viento, que siempre debo permanecer erguida como el cactus, si su piel se destruye por la inclemencia del sol y a veces tempestades, su corazón perdura en el tiempo y el espacio”. Daisy Hernández.
¡¡¡Tóooooomala, gateado!!!, dicen en mi rancho.




lunes, 24 de septiembre de 2012

Cerebros de “Silicon Valley” (Microsoft) envían a sus hijos a un colegio sin computadoras


Texto enviado por mi tío Boli vía correo electrónico.

No hay televisores ni PC, sólo tiza y pizarrón, los niños aprenden a tejer, coser y hornear pan. Un establecimiento privado en el que recién se enseña informática a los 13 años


La Waldorf School de Península, en California, es una de las escuelas privadas que eligen los hiperconectados empleados de Google, Apple y otras empresas de punta de la computación para que sus hijos se eduquen alejados de todo tipo de pantalla, según un informe del diario Le Monde sobre una nueva tendencia tech: la desconexión.

Tres cuartos de los alumnos inscriptos en la Waldorf son vástagos de personas que trabajan en el área de las nuevas tecnologías. "La gente se pregunta por qué profesionales de la Silicon Valley, entre ellos algunos de Google, que parecen deberle mucho a la industria informática, envían a sus hijos a una escuela que no usa computadoras", comentó Lisa Babinet, profesora de matemáticas y cofundadora de la escuela primaria, en la conferencia anual Google Big Tent.

El periódico francés recoge el testimonio de uno de estos padres: Pierre Laurent, que eligió esta escuela porque cuestiona la tendencia actual a equipar en informática a las clases desde una edad cada vez más temprana. "La computadora no es más que una herramienta. El que sólo tiene un martillo piensa que todos los problemas son clavos", dice. "Para aprender a escribir, es importante poder efectuar grandes gestos. Las matemáticas pasan por la visualización del espacio. La pantalla perturba el aprendizaje. Disminuye las experiencias físicas y emocionales".

En la Waldorf esa limitación no existe: se aprende a sumar y a restar dibujando o saltando a la cuerda. Consultado acerca de si no le preocupa que sus hijos estén en desventaja por este retraso en el uso de la PC, Laurent responde: "No sabemos cómo será el mundo dentro de 15 años, las herramientas habrán tenido tiempo de cambiar muchas veces. Por haber trabajado 12 años en Microsoft, sé hasta qué punto los softwares son preparados para ser del más fácil acceso posible". También recuerda que todos los alumnos de la Waldorf tienen computadora en sus casas. La cuestión se reduce entonces a decidir cuándo levantar las limitaciones a su uso.

Richard Stallman, el gurú del software libre, trabaja desconectado: "La mayor parte del tiempo no tengo Internet. Una o dos veces por día, a veces tres, me conecto para enviar y recibir mis correos. Releo todo antes de enviar".

Así como por un lado muchas personas sufren de nomofobia, es decir el miedo a no estar conectado (teléfono, Internet, etc.), otros ya empiezan a dar la vuelta y a recuperar el placer de la desconexión. Fred Stutzman, investigador de la Carnegie Mellon University, desarrolló incluso un programa llamado Freedom que bloquea el acceso a Internet durante 8 horas seguidas, obligando a reiniciar la computadora para reactivar el servicio. Deseoso de poder escribir sin distracciones, también diseñó Anti-social, un software que permite el acceso a Internet pero sin diversiones tales como Facebook y Twitter. "Las computadoras se han convertido en máquinas de distracción. Hay que equiparse hoy de funcionalidades que las devuelvan a su rol de máquina de escribir", dice. "Es una forma de comprar tiempo".

Sherry Turkle, del Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT, por sus siglas en inglés), autora del libro Alone Together (Solos juntos), dice que mirar sus mails o SMS frente a otros puede ser tan contagioso como un bostezo: "La gente pasa 90% de su tiempo de trabajo con los mails, y en su casa envían SMS estando a la mesa".

El informe de Le Monde pronostica que cada vez habrá más gente pidiendo asistencia para desonectarse. No es un fenómeno de masas, sino más bien una tendencia minoritaria que involucra más bien a los sectores más acomodados. "Algunos tienen el poder para desconectarse y otros, el deber de permanecer conectados", dice el sociólogo Francis Jauréguiberry, que investiga el tema. Los "pobres" de la tecnología son los que no pueden eludir la responsabilidad de responder de inmediato un correo electrónico o un mensaje de texto. Los nuevos ricos, por el contrario, son aquellos que tienen la posibilidad de filtrar e instaurar distancia respecto a esta interpelación. Lo mismo, dice Jauréguiberry, pasó con la televisión: el sobreconsumo es cosa de las clases populares.





¿Desconectarse es un lujo?

So relaxing


miércoles, 12 de septiembre de 2012

Imagina lo mejor

Ena Krite

Estar en un concierto de The Doors y específicamente en la rola de Roadhouse Blues, hueles el tabajo (tabaco y sobaco: sobajeado), la “yerba”, el sudor y de repente Jim Morrison, brinca en el escenario y cae a tu lado, el sudor de su pelo te salpica, un sueño para el cielo.


Estar en el último estertor, a un paso de abandonar el nivel de esto que conocemos como vida y escuchar “The end”, en voz de Jim Morrison, y ahora sí entender completo lo que dice.


Hablando de la transición vida-muerte, qué tal visualizar la lucha de Johnny Depp con el gigantesco pulpo en “Piratas del Caribe” y escuchar de fondo a Tiësto’s con “He’s a pirate”, mientras eres babeado y deglutido por el monstruo del mar, tu nave se va a pique… pero renacerás, volverás renovado.



Y qué tal unos besos de ceniza donde aún arde la hoguera, no lo he experimentado, pero algunos de seguro ya, y ha de ser lo mejor, ¿no?


miércoles, 5 de septiembre de 2012

Otra periodista mexicana premiada


La Jornada


Premian a la periodista Anabel Hernández en Ucrania. Autora de "Los Señores del Narco", en el que reveló la relación de Felipe Calderón con el Cartel de Sinaloa

 

La mexicana recibió el premio la Pluma de Oro por informar de forma valiente sobre la estrecha relación entre los cárteles de la droga y la política en México.


Kiev. La periodista mexicana Anabel Hernández fue galardonada hoy con la Pluma de Oro de la Libertad durante el Congreso Mundial de la Prensa, que se celebra en la capital ucraniana, Kiev.
Hernández fue premiada por la Asociación Mundial de Periódicos y Editores (WAN-IFRA) por informar de forma valiente sobre la estrecha relación entre los cárteles de la droga y la política en México.

"Desde diciembre de 2010 cuando salió publicado el libro Los Señores del Narco, (...) fui sentenciada a muerte por los altos funcionarios de la Secretaría de Seguridad Pública Federal del gobierno del presidente Felipe Calderón por haber exhibido su relación con el Cartel de Sinaloa", apuntó Hernández al recibir el galardón.

"Vivo todos los días con ese peso en mi corazón sin saber cuándo será mi hora", dijo la periodista.
"El régimen más represivo de todos los tiempos es el del poder de la delincuencia organizada que se mimetizó con el poder político y económico de México gracias a un sistema nacional corrupto e impune", denunció además Hernández, cuyo padre fue secuestrado y asesinado en Ciudad de México el año 2000.

"Esto combinado con una sociedad adormecida y dividida por la indiferencia o el terror son la mezcla perfecta para que este régimen perverso se mantenga y crezca. Pensar esto, decir esto, escribir esto es más peligroso que ser narcotraficante o servir al narcotráfico en México", agregó.

"WAN-IFRA reconoce la implacable postura tomada por Anabel, con un gran riesgo personal, contra los cárteles de la droga, el crimen organizado y las autoridades corruptas", dijo por su parte durante la entrega del premio el presidente de la organización, Erik Bjerager.

"Es hora de que el gobierno de México dé un paso adelante para apoyar la libertad de expresión y adoptar acciones significativas y decisivas para poner fin a esta tragedia antes de que se cobre más vidas", agregó.
El organismo de prensa hizo además un llamamiento a las autoridades mexicanas, y en especial al presidente electo Enrique Peña Nieto, para que "adopte medidas urgentes para poner fin a la violencia contra los periodistas y para que se comprometa verdaderamente a priorizar la seguridad de los trabajadores de los medios".
"Para lavarse las manos ante la opinión pública y la comunidad internacional el gobierno de México (...) dice haber creado una fiscalía para resolver los casos de asesinatos de periodistas y para protegerlos. La fiscalía no ha servido para nada sólo para ocultar la anuencia del gobierno federal y los gobiernos locales para asesinar periodistas", denunció por su parte Hernández.

"Yo dedico y entrego simbólicamente este premio a todos los periodistas mexicanos cuya voz fue cercenada por la muerte, la desaparición forzada o la censura. Pero también lo dedico a todos aquellos periodistas mexicanos que todos los días siguen haciendo ejemplarmente su tarea de informar y denunciar al costo que sea", proclamó la premiada.

Según datos oficiales, durante 2011 se registraron 27.199 homicidios en México. México enfrenta una ola de violencia que se ha agudizado principalmente por la guerra que libran bandas del narcotráfico y del crimen organizado por la disputa de territorios y el control de actividades ilegales.

Durante el gobierno del presidente Felipe Calderón, que concluirá su sexenio en diciembre próximo, se han registrado unos 50 mil muertos, de acuerdo a estadísticas oficiales. Organizaciones defensoras de derechos humanos como el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, que lidera el poeta Javier Sicilia, cifran en 60 mil el número de muertos en este periodo.

Nuestro destino con el PRI



 Por: Alejandro Páez Varela




Septiembre 3 de 2012

Desde siempre, mi museo mexicano favorito fue el Tamayo, en la ciudad de México. Por muchas razones. Me gusta porque exalta la figura de Rufino, quien renunció a contaminar su obra con causas políticas a pesar de las presiones que recibió de artistas y del mismo Estado. Me gusta el diseño del espacio, soberbio monumento de Teodoro González de León y Abraham Zabludovsky. Me gusta que esté sobre Chapultepec y me gusta que sea para el arte contemporáneo.

Ahora siento que se ha violado ese recinto al incluir el nombre de Carlos Hank Rohn a una de las salas. Qué estupidez. Tamayo se revolcará en su tumba, me temo.

Tampoco me asombra lo de Hank. Lo siento por el significado que tiene justo para ese museo, pero no me asombra. Los nombres de Carlos Slim, Roberto Hernández, Alfredo Harp Helú y otros empresarios (y sus esposas) que se hicieron ricos en una sola generación, están en los lugares de honor de casi cada museo en este país. Nadie ha dicho una sola palabra. Ni siquiera los artistas contemporáneos. Mañana, cada tortilla llevará el rostro de Roberto González Barrera, “don Maseco”. Nadie recuerda quién es quién. La desmemoria y sus billetes les han lavado el nombre por completo.

No es necesario ser Slavoj Žižek para afirmar que el sistema no funciona. No es necesario llegar a los gritos, ni ser un individuo de “izquierda radical” o un comunista come-niños para decir que México, desde hace muchos años, se volvió uno de los ejemplos globales más contundentes y tristes de la avaricia extrema y el sinsentido.

Nadie se atreve a revisar el caso de Carlos Slim. Nadie. Es el hombre más rico del mundo sólo por las empresas que dirige desde México, sólo por las rentas que le dan los monopolios que secuestraron desde hace muchos años a los mexicanos.

A la mayoría se le olvida, pero habría que recordar a individuos como Roberto Hernández no por museos, sino porque vendió Banamex-Accival a Citibank sin pagar un solo peso de impuestos, gracias a que Vicente Fox Quesada se los perdonó por los favores recibidos en la campaña presidencial de 2000.

Todos olvidamos que su socio, Alfredo Harp Helú, fue beneficiario al 50 por ciento de esa operación vergonzosa, aunque sea dueño de galerías de arte y su nombre figure como patrono de cuanto museo y cuanta exposición se visite en México. Hoy, multitudes de artistas, promotores culturales e intelectuales “íntegros” se pelean una cena con él.

Se olvida que Carlos Hank Rohn llegó hace apenas un par de años a la lista Forbes a pesar de que una generación antes su padre era un simple “profesor” afiliado al PRI.

Se olvida que los Azcárraga van a cumplir un siglo viviendo del monopolio de la televisión gracias a que han comprado su lugar en el Estado mexicano.

Se nos olvida lo mismo de Ricardo Salinas Pliego, o de tantos y tantos empresarios que se hicieron ricos al amparo del gobierno de México, a costa de los ciudadanos y aprovechado su disciplinado (y cómodo) silencio.

La llegada de Enrique Peña Nieto a la Presidencia, que tampoco me sorprende, es un recuerdo vergonzoso de todo lo anterior.

Él representa esa casta de vividores que han explotado a los mexicanos y han lavado su nombre. Él representa la falta de memoria de este país. Él, Peña Nieto, es un recordatorio vivo de qué tenemos en la cabeza los mexicanos: les sacaron una marioneta, la acompañaron con una estrella de telenovela, los vendieron (a ambos) hasta –o principalmente– en las revistas del corazón que posee básicamente Televisa… y allí van, cayéndoseles la baba, a votar por la maravillosa fórmula.

Qué ver-güen-za.
 

Ahora les adelanto lo que viene, seguramente, en camino: el Monumento a Porfirio Díaz, el Hemiciclo a Gustavo Díaz Ordaz, el Faro de Carlos Salinas, un Salón Martha Sahagún de Fox en Los Pinos, la Avenida Emilio Azcárraga.

Y la Alameda Central llevará el nombre de Felipe Calderón. Y el Teletón llevará el nombre de Vicente Fox.

Y luego, cuando termine el sexenio, la Cineteca Nacional se llamará Angélica Rivera, y la Torre de Pemex cambiará por Torre Romero Deschamps, y el Ángel de la Independencia tendrá la cara de Elba Esther Gordillo.

Y bien podría cambiar una línea de nuestro himno, para que el homenaje sea completo: “…un idiota en cada hijo te dio”.

Y nadie dirá un carajo. Porque nadie dice un carajo. Porque los mexicanos aguantamos todo, siempre y cuando no se metan con la Virgen, con la telenovela de las 4 de la tarde, o con los tragos del fin de semana.