(Junto con Phillip Roth y el recién fallecido Carlos
Fuentes, DeLillo es uno de los más antiguos y posibles en la lista de
candidatos al Nobel)
Con Don DeLillo
Eduardo Lago
Don DeLillo nació en el Bronx en 1936, en el seno de una
familia católica de origen italiano. Las obras psicologistas y posmodernas de
De Lillo tienen reminiscencias de otros escritores estadounidenses como John
Dos Passos o Jack Kerouac, en un análisis constante de la psicología del
individuo frente a la opresión del poder mediático y corporativo.
En 1985 ya había obtenido el National Book Award por
"Ruido de fondo", y en 1999 el Premio Jerusalem por el conjunto de su
obra. Su formidable corpus novelístico incluye varias obras maestras. Reducido
al mínimo, el canon esencial de Don DeLillo debería incluir los siguientes
títulos: "Great Jones street" (1973), "Ratner's star"
(1976), "Los nombres" (1982), "Ruido de fondo" (1985),
"Libra" (1988) y "Mao II" (1992). En 1997 vio la luz
"Submundo", su obra maestra.
La entrevista tiene lugar en Amster Yard, un edificio histórico
en el centro de Manhattan, hoy sede del Instituto Cervantes, a dos manzanas de
la calle 47. Don DeLillo se presenta con una campera y gorra de beisbol.
Durante la charla, transmite una curiosa sensación de invisibilidad, casi como
si no estuviera en la habitación. Después de que se ha ido se percibe en toda
su plenitud su hondo calado humano.
Acabo de poner punto final a una obra de teatro cuyo asunto central es la muerte. No es algo buscado; surge espontáneamente cuando escribo, cuando pienso, cuando paso años entregado a un libro: hela ahí, al fondo, agazapada, pidiendo que alguien la entienda y logre trascenderla. Y nosotros, los seres humanos; nosotros, los escritores, somos tan ingenuos que creemos que lo podemos conseguir.
Mis novelas recogen los ecos del impacto de aquel hecho emblemático. Si tachar a Lee Harvey Oswald de terrorista es adecuado o no, es cuestión de terminología. Lo que no se puede negar es que su acción desencadenó un sentimiento de terror colectivo que impregnó la cultura. El novelista es testigo del terrorismo y tiene que responder.
- —¿Qué significa escribir para usted?
- —¿Fue laboriosa la gestación de "Submundo"?
- —Inicialmente, me propuse escribir un relato sobre un
determinado partido de beisbol que tuvo unas connotaciones muy especiales, pero
enseguida descubrí lo mucho que se ocultaba tras aquella historia. Uno de los
grandes temas de Submundo es la noción de conflicto. En un sentido primario, se
trata de la guerra fría, que ocupa una buena parte de la novela, pero además
del conflicto histórico, están las consecuencias de la guerra fría y cómo
afectó a la gente en su manera de sentir y de pensar. La gente tuvo que seguir
viviendo a través de aquella crisis histórica. El partido de béisbol que abre
la novela es una forma de contrahistoria. La gente de a pie debe vivir a
contramano de la Historia, trascendiéndola, protegiéndose de ella.
- —Normalmente se asocia mi nombre con los de William Gaddis
y Thomas Pynchon, escritores que admiro profundamente. Casi nadie se da cuenta
de la importancia de Norman Mailer, que fue una fuente de inspiración
importante para mí cuando era joven, sobre todo en los sesenta. Mailer escribía
una ficción arriesgada y se involucró hasta los tuétanos en el revuelo de la
época. Mailer es alguien a quien siempre vale la pena escuchar y leer. Es una
fuerza en la cultura, y sigo admirándolo mucho.
- —¿Podría hablar de su interés por el ámbito de lo no
verbal?
- —¿Cuáles son los
ejes de la reflexión acerca de la naturaleza del tiempo que efectúa en
"Body Art"?
- —Einstein dijo que el tiempo era una ficción. Mi intención
era crear una ficción que pusiera de manifiesto esa verdad. ¿Cuál es la esencia
del tiempo? Según los físicos es un continuum. ¿Qué mecanismos gobiernan su
funcionamiento? ¿Existen distintas clases de tiempo? Por supuesto, no se
trataba de escribir un ensayo acerca del tiempo, sino de llevar adelante una
exploración narrativa a través de personajes vivos. Entonces se me ocurrió
crear a Mister Tuttle, cuyo lenguaje es diferente al del resto de los mortales
porque su experiencia del tiempo también lo es.
- —Dos meses después del atentado contra el World Trade
Center, publicó "En las ruinas del futuro". ¿No le parece que su
ensayo se centra exclusivamente en el punto de vista norteamericano?
- —Sí. Estados Unidos sigue siendo un país que se mira el
ombligo, aunque por supuesto hay gente que tiene conciencia de que hay
terrorismo en otras partes del mundo. Pero el atentado contra las Torres
Gemelas entraña un significado especial, no porque... Me resulta raro decir
esto... No porque los aviones se estrellaran contra las Torres Gemelas, no
porque muriera tanta gente, sino porque las Torres cayeron. En eso estriba el
impacto psicológico del atentado. Curiosamente, las Torres se construyeron pensando
que podían ser el blanco de un ataque. Ya lo habían sido ocho años antes; pero
que pudieran derrumbarse era inconcebible. Cuando eso ocurrió, el impacto sobre
la psicología de los norteamericanos fue inconmensurable.
■Americana (1971, Americana)
■End
Zone (1972, Zona Final)
■Great Jones Street (1973, Great Jones Street)
■Ratner's Star (1976, Ratner's Star)
■Players (1977, Jugadores)
■Running
Dog (1978, Fascinación)
■Amazons
(1980, Amazonas)
■The
Names (1982, Los Nombres)
■White
Noise (1985, Ruido de Fondo)
■Libra
(1988, Libra)
■Mao
II (1991, Mao II)
■Underworld (1997, Submundo)
■Body Art (2001, Body Art)
■Cosmópolis (2003, Cosmopolis)
■Falling
Man (2007, El Hombre del Salto)
■Point
Omega (2010, Punto Omega)
■En las
Ruinas del Futuro (2002)
■Contrapunto (2004)
Teatro
■The Day Room (1986)
■Valparaiso (1999, Valparaiso)
■Love-Lies-Bleeding (2005)
■The
Word for Snow (2007)
Cine
Game 6 (Guión. Protagonizada por Michael Keaton y Robert
Downey Jr.)