jueves, 29 de marzo de 2012
martes, 27 de marzo de 2012
lunes, 26 de marzo de 2012
0049
UN MUNDO FELIZ
Vivimos en un mundo feliz. Un mundo donde pocos mandan sobre muchos, donde se decide antes de nuestro nacimiento quiénes seremos.
Porque es peligroso dejar que muchos decidan y manden sobre muchos. Cuando hay desconcierto o incomodidad por el trabajo o la situación que se presente, recurrimos a cualquier placebo que nos tranquilice y que haga que las cosas “vuelvan su curso normal”. Todos somos felices en este mundo.
Relacionamos lo que tenga que ver con libros y ciencia con el fastidio y el aburrimiento. Pareciera que desarrollamos un “horror instintivo” desde pequeños. Nos castigan quitándonos la televisión y poniéndonos a hacer la tarea.
También consideramos feísimas las cosas viejas. Tirar la ropa usada es mejor que arreglarla y volverla a usar. Es mejor tirar que remendar. Es mejor tirar que reciclar. Es mejor comprar que conservar. ¡Tenemos que estar a la moda!
También tenemos que estar contra el pasado: ir lo menos posible a los museos y a los monumentos históricos. Qué aburrimiento. ¿Podría alguien explicar que significado tiene una pirámide? ¿Puede alguien recordar una línea de Shakespeare o de García Márquez? Por supuesto que no, ¡eso sólo lo hace la gente infeliz! Pero nosotros somos felices.
Estamos muy ocupados, y si por alguna circunstancia el tiempo produce una grieta en la masa compacta de nuestras actividades, siempre queda alguna otra forma de distraerse, no podemos tener tiempo para pensar mucho, eso lo hace la gente infeliz.
Aquí las cosas antiguas ya no son útiles. No hay que sentirse atraído por las cosas antiguas, y sobre todo no es necesario entenderlas. Nos tienen que gustar las cosas nuevas. La gente feliz tiene cuanto desea y hace lo que quiere. Escribir y hablar cuando no tenemos nada que decir es la mayor virtud.
Ocho horas y media de trabajo, y luego, la ración de internet, futbol y novelas. No queremos cambiar, cada cambio es una amenaza para nuestra estabilidad, por eso estamos tan poco inclinados hacia los avances. Cada descubrimiento de la ciencia es potencialmente subversivo. La ciencia y el arte son incompatibles con la felicidad. La verdad es una amenaza y la ciencia es un peligro.
El conocimiento y la verdad es lo menos valioso. Nos libramos de todo lo desagradable en vez de aprender a soportarlo y a tratar con ello, y no vivimos en inquietud por lo que ocurrirá mañana. ¿Conocimiento? ¡Una persona feliz no necesita conocimiento!
Este estilo de vida nos hace felices. Pero por ningún motivo debe ser para todos. Por eso debemos dividirnos en clases sociales. Tal y como Aldous Huxley nos dijo que sería “en el futuro”: Alpha (la élite), los Betas (los ejecutantes), los Gammas (los empleados), los Deltas y los Épsilones (destinados a trabajos arduos). Pero nosotros somos felices en este mundo.
Cortesía de Hazme el Chingado Favor
domingo, 25 de marzo de 2012
0048
ESTUDIO SOBRE EL CUENTO “BENZULUL” DE ERACLIO ZEPEDA
Ena Krite
Análisis
El 24 de marzo EraclioZepeda cumplió 75 años, los homenajes han sido múltiples y muy merecidos, para un escritor que ha logrado lo que muchos desearían, que su obra sea universal. Por este motivo, de manera sencilla y con afecto, hoy dejo aquí un estudio realizado a su cuento “Benzulul”.
La temática del relato es la importancia que se le concede a los nombres propios, la creencia de que el nombre hace a la persona y no a la inversa. Benzulul es un indígena que sueña con tener un nombre como el bravucón del pueblo; sin saber que en el fondo, Benzulul tiene muchos más valores humanos, no así, Encarnación Salvatierra, que reúne un sinnúmero de defectos. Durante la narración se nos presenta a Benzulul rodeado de poesía, sencillez y belleza; todas estas cualidades son ensombrecidas cuando decide adoptar el nombre de Encarnación Salvatierra, como si fuera suyo.
El cuento presenta unidad temática, durante el recorrido por sus páginas, vamos conociendo a Benzulul hasta identificarnos con él. Al inicio del cuento escuchamos en la primera voz narrativa: “No había cerro, no había cerco, potrero, milpa o llano, que no tomara, en el recuerdo de Benzulul, la forma de un suceso”. Es la sabiduría del que ha andado por la tierra y ha sido guiado por sus antepasados.
La historia cuenta con varios tipos de personajes, Benzulul es el principal, Encarnación Salvatierra es el antagonista, y MartínTzotzoc, la nana Porfiria, la nana Trinidad, así como los amigos de Encarnación Salvatierra, son los personajes fugaces.
sábado, 24 de marzo de 2012
viernes, 23 de marzo de 2012
0047
EL EXILIO EN LA NOVELA ANTONIA DE MARÍA LUISA PUGA (1)
Ena Krite
Impregnaste tus penas
en los muros antiguos.
Te quitaste la capa en que escondías
los abrazos de ayer.
Te despojaste apenas del misterio.
Tu historia es transparente.
Carmen Alardín
Un libro que me gustó y me acompañó a lo largo de un viaje es del que hablaré, sin importar los años que han pasado de la última lectura, la figura de Antonia, al igual que grandes personajes de grandiosas obras me han seguido en este andar por el tiempo.
El libro trata de la amistad de dos mujeres de veinte años, a finales de los años sesenta se conocen en un avión que las lleva a Londres. Una pretende ser escritora y va tras las huellas de Virgina Woolf, la otra, el personaje central, Antonia, va a estudiar teatro.
A lo largo de las páginas encontramos descripciones de la vida londinense, lo que implica el exilio voluntario, vivencias amorosas y el presagio de la muerte. La enfermedad de Antonia navegará junto a la amiga escritora, sin abandonarla, ni con el transcurrir de los años, incluso una vez desaparecida Antonia. La enferma decide no dar importancia a que su vida se acortará demasiado pronto; la otra vive con culpa y sentimientos encontrados ante la visible pérdida de su amiga.
El enfoque que intento dar, acaso de manera vaga y no con la profundidad que merecerían los temas, es un análisis somero de dos puntos: Las implicaciones de la enfermedad y lo que es osignifica un exilio voluntario. Me he apoyado en algunos libros y en una revista específicamente con opiniones de escritores cuando se han encontrado físicamente mal, así como un par de fragmentos poéticos y algunos comentariospersonales sobre el exilio.
María Luisa Puga nos dice sobre eloficio de escritor: La verdad es que sí tiene que estar uno un poco loco para dedicarse a escribir. Para escoger ese estado esquizofrénico que llega a ser aterrador a veces. Para quitar esa línea que nos separa de lo otro, que nos contiene en un yo claramente establecido y diluirnos en una nada que escurre por todos lados hasta cobrar cuerpo la escritura. Queda uno tembloroso después; vacío… un poco muerto porque algopropio ha trasladado su existencia a otra parte. (2)
Hablando sobre el exilio, menciona: Si hay un lugar en donde una mujer puede aprender a vivir sola sin sobresaltos excesivos, ése es Londres. (3) En las grandes ciudades uno desaparece en el anonimato, extranjero o no. (4) En un pueblo pequeño se es implacablemente fuereño, distinto, aparte. A veces eso alivia; otras no. (5) El escritor siempre es un fuereño. Anda merodeando las cosas desde otro terreno; otro punto de vista. Su vicio y oficio lo transforman poco a poco en una especie de voyeur. (6) En fin, el espacio de la escritura está en uno. Para propiciarlo a veces es preciso recorrer muchos kilómetros. (7)
Hace más de dos décadas me encontraba fuera de mi país, en la búsqueda de una “supuesta identidad”, me alejé de México decepcionada de la mala organización de los sistemas, y tal vez, la razón principal, por una mala transición de adolescente a adulta, que hasta la fecha con 40 años y un pilón a cuestas, no sé cuando esta larva que soy se transformará en crisálida, “some day in Paradise”.
Con el caminar de los años fuera de mi terruño, pareciera que en vez de alejarme, me hubiera acercado más a mi cultura, creciendo un nacionalismo cargado como siempre es, de una buena dosis de prejuicios a todo lo que no es familiar. Comencé a despreciar al país que me había abierto las puertas para integrarme a su sociedad, fue entonces cuando surgieron estos pensamientos viscerales: “Aquí todo es así, se busca una profundidad a las cosas, palabras y hechos, solamente le dan vueltas encaminándolas a un laberinto. No hay nada forjado, todo se transforma en hechos postergados. Me pregunto si estoy en el lugar correcto. Aquí es donde vivo, en otros lugares donde viví eran otros puntos cardinales: Norte, Sur,Este y Oeste; aquí no es así, es: Arriba, abajo, a un lado y a otro pinche lado. Es estúpido para unos, congruente para mí. Son mis términos, para los demás son otros; sin embargo, todos llegamos al centro exacto del dilema, por así llamar al meollo o culo de los pensamientos. Esos que no pueden expresarse clara y concisamente como quisiéramos. ¿Trabas, hipocresías? Éste es un mundo de controversias y flacideces”.
Actualmente la visión que tengo del exilio voluntario ha cambiado mucho, posiblemente gracias a maravillosas lecturas de obras que a la fuerza nos abren el coco para dar paso a un panorama más objetivo, o ya sea que el paso de los años, no sólo sirve para acumular grasa, arrugas y canas, nos abra ligeramente las percepciones de la imparcialidad y surja una pizca de sapiencia. Tener la oportunidad de viajar y alejarnos de nuestras raíces nos ofrece una inmensa gama de experiencias. Aprendemos a no comparar un país con otro, cada nación tiene sus propias cualidades y defectos.
A continuación algunos fragmentos inmersos en la novela de Antonia que nos ilustran al respecto: Ver las noticias es otra de las maneras en que la extranjeritud lo cala a uno. Ver o escuchar un servicio noticioso a la espera de que hablen del país propio. (Pág. 34). Nunca habíamosvisto el cambio de estaciones. Era normal que nos llamara la atención. Lo único que me seguía perturbando era la gente. Tan pálida, tan incómoda. (Pág. 54). Desde el momento de pisar la primera de sus calles pudimos darnos cuenta de la diferencia entre una ciudad propia y una ajena. (Pág. 56). A lo mejor la diferencia entre una ciudad latinoamericana y una europea. Aquí uno siente que la ciudad ha nacido al mismo tiempo que la costumbre de la gente de ser de esta ciudad. En el D.F. esa costumbre es imposible. La ciudad está todo el tiempo cambiando. Cada gobierno sexenal hace su ciudad, rompe la anterior. Uno siente que vive en un pizarrón en donde alguien está constantemente tachando. (Pág. 60).
Llegado a este punto del texto que podría identificarse como el ambiente; ahora hablaremos del triste dilema que es la enfermedad, despeñándose hasta caer en los brazos de la muerte. La narradora habla sobre la muerte que sobrevuela a Antonia: En ese Londres joven, de moda, alegre y provocador, yo puse a la muerte a vivir a mi lado. (Pág. 46). Ella (Antonia) no tenía miedo. No pensaba en eso. Vivía con su muerte como si nada. (Pág. 54). Pensé de pronto que a lo mejor así como era uno del lugar en el quehabía nacido, podía ser del lugar en el que moría. (Pág. 62).
Las palabras funestas: cáncer, enfermedad y muerte, me llevaron a la búsqueda de autores que hablan de sus propias dolencias, dando por resultado varias opiniones, algunas detalladas con cierta gracia, pero nunca restando la importancia que merece una dolencia: Jaime Sabines divide en dos los “tipos de dolores”, el moral y el físico. Y aclara que mientras el primero, si se supera, engrandece, ennoblece y hace que la gente sea más solidaria, en su opinión el segundo es una trampa humillante, abyecta, que hunde al hombre en su animalidad y miseria, lo apresa en su propio organismo. El mismo Sabines responde con desdén recordando algún texto de Milán Kundera: Quedó aquí, entre la mierda. Y sientes que los meses que han pasado es un tiempo infructuoso, irremediablemente perdido.
Intervenido quirúrgicamente para extirparle el apéndice, Salvador Novo escribió un sonetoque decía:
Me operaba un doctor de polendas
y con grave y gentil parsimonia
comenzaron a dar ceremonia
con raparme las partes pudendas.
Contaba entonces a Mundo Médico: No recuerdo cómo terminaba exactamente el soneto, pero se refería a que me dijera a qué le llamaban ellos apéndice. Lo que yo no quería es que me fueran a cortar un apéndice por otro. María Luisa Puga en Antonia dice: Pensar en un yo más verdadero que otro cuando uno tiene cáncer, resulta lujoso. (Pág. 170). ¿Cómo no sucumbir a la enfermedad cuando te meten en la cama, te quitan tu identidad, te separan de lo vivo? (Pág. 170).
El aislamiento provoca la muerte del espíritu. Si nos rodeamos de vida, formaremos una coraza para afrontar la realidad de nuestras limitaciones y lograremos envolverlas en una ligera luz que logre cegar a la enfermedad. Que la muerte irrumpa y atraviese nuestras existencias es un hecho escandaloso al cual hay que sobreponerse a toda prisa porque hay tanto que hacer. Sólo la memoria, con su laconismo habitual, reorganiza lo vivido, es uno capaz de darse cuenta de todo lo que sucedía y cuán poco preparados estábamos para vivirlo.
He encontrado una cierta similitud entre el exilio voluntario y la muerte. En la emigración se pueden experimentar diversas sensaciones, nos sentimos perdidos, alejados de todo lo que nos era tan familiar, nos embarga una horrible tristeza y una soledad nunca antes experimentada. Con la muerte se percibe, muchas veces, lo mismo. Me refiero a la muerte de seres queridos o nuestra propia concepción de vida efímera. La muerte no es más que un exilio, en ocasiones involuntario y en otras,voluntario.
Había tenido la maleta abierta
Año tras año
Regresó a su país.
Y no la pudo abrir.
Hebert Abimorad (8)
Notas
(1) María Luisa Puga (México D. F., 3 de febrero de 1944-†25 de diciembre de 2004) fue una escritoray ensayistamexicana.Tras la muerte de su madre, pasa su infancia en Acapulco.La adolescencia la pasa en Mazatlán, y después de volver a México D. F., en el año 1968 se traslada a Europa, paradespués establecerse en Nairobi. Después de volver a la capital mexicana, decide trasladarsea vivir a una casa en un bosque de a orillas del lago Zirahuén, en Michoacán.En 1995es secuestrada, y recoge esa experiencia en la novela Nueve madrugadas y media. En el año 2002 empieza a sufrir losdolores causados por una artritis reumatoide, lo que la lleva a escribiren el año 2004Diario del dolor. En diciembrede 2004 se le detecta un cáncer de hígado y ganglios en estado avanzado, falleciendo a las tressemanas.
Novelas
Las posibilidades del odio (1978)
Cuando el aire es azul (1980)
Pánico o peligro (1983) Premio Xavier Villaurrutia 1983
La forma del silencio (1987)
Antonia (1989)
Las razones del lago (1991)
La ceremonia de iniciación (1994)
La viuda (1994)
La reina (1995)
Inventar ciudades (1998)
Nueve madrugadas y media (2003)
Cuentos
Inmóvil sol secreto (1979)
Accidentes (1981)
El tornado (volumen de cuentos infantiles) (1985)
Intentos (1987)
Los siete pecados capitales (volumen de cuentos) (1989)
Los tenis acatarrados (volumen de cuentos infantiles) (1991)
Ensayos
Cuando rinde el horno (1982)
Itinerario de palabras (junto a Mónica Mansour) (1987)
María Luisa Puga. De cuerpo entero (1990)
Lo que le pasa al lector (1991)
Crónicas de una oriunda del kilómetro X en Michoacán (1995)
Diario del dolor (2004)
(2) Puga, MaríaLuisa; De cuerpoentero, p. 19.
(3) Idem, p. 20.
(4) Idem, p. 30.
5) Ibid.
(6) Idem, p.55.
(7) Idem, p. 56.
(8) HebertAbimorad: Nació en Uruguay. Reside en Gotemburgo, Suecia desde 1975. Sedesempeña como poeta, traductor, maestro y periodista cultural. Director de larevista sueca Avsikter. Ha colaborado hasta su cierre con el periódico Arbetet.
Bibliografía
Abimorad, Hebert; Poemas frugálicos.
Alardín, Carmen; La libertad inútil y algunas noches.
Proceso, Revista; 4 Sep. 1995.
Puga, María Luisa; Antonia.
Puga, María Luisa; De cuerpo entero.
jueves, 22 de marzo de 2012
0046
Ena Krite
“Primero describiré absurdamente la casa; después, intentaré sin éxito un débil y grosero retrato de las personas”. H. Bustos Domecq, Seis problemas para don Isidro Parodi (1) Caminaba por las calles en ruinas, abandonadas al silencio abrazado a las sombras. Las estrellas se ocultaban bajo un manto nebuloso, atisbabando la inmensidad. Los baches inundados por la última lluvia de la temporada, reflejaban edificios descoloridos.
Mientras cruzaba el puente que atraviesa el río pestilente, vio una silueta, en primera instancia creyó observar un bulto de cemento; al moverse descubrió a un hombre en andrajos. Su imagen la obligó a trasladar sus pensamientos a otro rumbo, a otro sitio de días pasados: recordó el rostro que transmitía la televisión con insistencia, a veces con morbosidad; otras, de forma subjetiva, dando a la noticia poca credibilidad; sin embargo, en limitadas ocasiones el informe era objetivo, dando mayor relevancia al suceso.
El hombre en miseria podría ser el hermano del que miraba fijamente a través del monitor. La persona que acaparaba la atención de los televidentes, tenía el rostro aceitunado. Los ojos ausentes de brillo, invitaban a compartir un sitio en el carrusel infernal. La nariz alargada y encorvada, denotaba inclemencia y desdén. La boca por donde brotaban necedades, era oscura, buscando engullir a todo el orbe. Una barba gris se mecía al compás de cada gesto enfático. Y las manos en apariencia pausadas, sugerían que en cualquier momento detonarían la bomba. Daba la impresión de estar preso dentro de sí mismo, obligado a rendir pleitesía y acatar órdenes de un ser supremo.
El individuo del puente también gesticulaba y balbuceaba incoherencias amenazantes. Ella sintió miedo al mundo desconocido de la mente en torbellino del indigente, temió verse arrastrada a una ciénaga de la que no podría escapar. Optó por cambiar de acera para enfrascarse en sus pensamientos, ¿acaso no menos lúgubres que los del hombre de la televisión y el mendigo loco?
Llegó a su casa en penumbras, el perro la recibió con las acostumbras muestras de afecto a la espera de la tortilla de todos los días. A tientas encontró la botella de aguardiente, al dar unos sorbos al preciado líquido, escuchó los gritos de los vecinos, no quiso levantarse del lecho formado con periódicos. Fue sólo cuando el sonido metálico de maquinaria pesada que se vio obligada a erguirse. Al acercarse a la entrada, su mirada se paralizó ante la imagen que tenía frente a ella: el pordiosero loco le hacía señas para abandonar la vivienda. En la calle la gente vociferaba, un velo cubrió la escena mientras las máquinas como gigantescos monstruos derrumbaban las casas hechas con cartones y láminas.
Se alejó del lugar en compañía del perro, detrás de ellos caminaba el hombre, dando tragos a una botella de caña a la par que lanzaba improperios y lo más sorprendente fue que su nombre iba intercalado en ellos. El corazón estuvo a punto de brincar de los harapos que colgaban de su flácido cuerpo, él era Filiberto, su marido. Dio el último sorbo de lo que quedaba en el frasco, su mandíbula se desencajó babeante, el can con la fidelidad que distingue a los de su estirpe le hizo comparsa en sus aullidos y una cascada de ira cubrió a la noche.
Septiembre de 2001.
(1) H. Bustos Domecq (pseudónimo de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares) publicó en 1942 un libro de relatos policiales que pertenece al género humorístico: Seis problemas para don Isidro Parodi. Editorial Sur, 1971
Ilustración: Arcadio Acevedo
miércoles, 21 de marzo de 2012
0045
TÉCNICA TIBETANA PARA ELIMINAR EL ESTRÉS
Toma aire y repite tres veces, por lo menos, cada uno de los mantras que se indican, empezando por el mantra del desapego: MEEE VAAALE MAAAAAADREEESSS
El segundo mantra, el de la purificación, sirve para liberar el sistema energético, la memoria y el inconsciente. Repite cuantas veces haga falta: AAA LAAA CHINGAAAAAADAAA...
Finalmente y no menos importante el tercer mantra, el de la desidentificación, para soltar cualquier situación que pueda estar afectándote: NOOO ES MI PEEEEEEDOOOO. OOOMMMMMMMMMMMMMMMMMM.
Listo, Bro. Vas a vivir un día ligero y agradable.
lunes, 19 de marzo de 2012
0044
EQUINOCCIO DE PRIMAVERA
Ena Krite
A mi mente llegan fragmentos,
esquelas de vivencias
años color tutifruti
caricias sabor menta.
El caramelo derritiéndose
en los dedos de un niño
el helado muere
en los labios de la infanta.
Recuerdo haber dejado huellas en el betún
de un pastel relleno de manzana,
cuando las horas no tenían importancia
y el reloj era más un tic-tac que tiempo.
Mis manos carecían de temblor
mis ojos no eran furtivos
mi cabeza giraba en la órbita precisa
mis pasos no zigzagueaban.
Sólo florecemos una vez
nos marchitamos constantemente.
sábado, 17 de marzo de 2012
viernes, 16 de marzo de 2012
jueves, 15 de marzo de 2012
0038
JANE AUSTEN
"Abrió su boca con sabiduría y en su lengua reside la ley de la bondad"
Jane Austen (Steventon, Inglaterra, 16 de diciembre de 1775 - Winchester, Inglaterra, 18 de julio de 1817). La ironía que emplea para dotar de comicidad a sus novelas hace que Jane Austen sea contada entre los "clásicos" de la novela inglesa, a la vez que su recepción va, incluso en la actualidad, más allá del interés académico, siendo leídas por un público más amplio.
Los círculos académicos siempre han considerado a Austen como una escritora conservadora, mientras que la crítica feminista más actual apunta que en su obra puede apreciarse una novelización del pensamiento de Mary Wollstonecraft sobre la educación de la mujer.
Jane Austen vivió en la época de la regencia, que constituye un puente entre el periodo georgiano y el victoriano, aunque su obra literaria se caracteriza por describir con precisión la sociedad rural georgiana y no tanto los cambios que ésta estaba sufriendo con la llegada de la modernidad.
Para muchos pensadores de la Ilustración, la mujer quedaba excluida de esta necesidad educativa. Es más, Rousseau refiere que la mujer debe ser educada para cumplir con sus cometidos de esposa y madre, y obedecer a su marido.
Siendo así no es de extrañar que numerosos tratados de conducta para mujeres jóvenes se popularizaran en el siglo XVIII, enseñando doctrinas morales y enfocando la educación hacia los aspectos domésticos, la religión y los "talentos", y apartándolas de esos otros conocimientos.
"Abrió su boca con sabiduría y en su lengua reside la ley de la bondad"
Jane Austen (Steventon, Inglaterra, 16 de diciembre de 1775 - Winchester, Inglaterra, 18 de julio de 1817). La ironía que emplea para dotar de comicidad a sus novelas hace que Jane Austen sea contada entre los "clásicos" de la novela inglesa, a la vez que su recepción va, incluso en la actualidad, más allá del interés académico, siendo leídas por un público más amplio.
Los círculos académicos siempre han considerado a Austen como una escritora conservadora, mientras que la crítica feminista más actual apunta que en su obra puede apreciarse una novelización del pensamiento de Mary Wollstonecraft sobre la educación de la mujer.
Jane Austen vivió en la época de la regencia, que constituye un puente entre el periodo georgiano y el victoriano, aunque su obra literaria se caracteriza por describir con precisión la sociedad rural georgiana y no tanto los cambios que ésta estaba sufriendo con la llegada de la modernidad.
Durante la época de Jane Austen no existía un sistema educativo propiamente dicho, y la educación de los niños se llevaba a cabo en las escuelas dominicales, o, en las familias pudientes y más educadas, a través de institutriz y de tutores. Por otro lado, existían algunas "escuelas para damas", que por lo demás gozaban de mala reputación, pues la educación "real" que se recibía allí era muy deficiente. Dado que el padre de Jane era un párroco anglicano que se desempeñaba también como tutor, fue él mismo quien se encargó de la educación de sus dos hijas, esto hizo que la autora fuera una mujer muy instruida para su tiempo.
Para muchos pensadores de la Ilustración, la mujer quedaba excluida de esta necesidad educativa. Es más, Rousseau refiere que la mujer debe ser educada para cumplir con sus cometidos de esposa y madre, y obedecer a su marido.
Siendo así no es de extrañar que numerosos tratados de conducta para mujeres jóvenes se popularizaran en el siglo XVIII, enseñando doctrinas morales y enfocando la educación hacia los aspectos domésticos, la religión y los "talentos", y apartándolas de esos otros conocimientos.
miércoles, 14 de marzo de 2012
0037
EL MENTADO ARCADIO
Italia Flores
Italia Flores
Cada día hay un millón de sucesos, objetos, sonidos y rumores que pasan desapercibidos; desfilanfrente a nuestros sentidos y los ignoramos. Es obvio que no podríamos aprehender semejante cúmulo de información. Además es claro que las prisas, el tiempo y las tribulaciones personales no dejan mucho espacio para divagar. Pero cada día también hay otros motivos que saltan el muro de los apremios, las fugas y las urgencias cotidianas y se instalanen el centro de nuestra atención. Uno baja la vista y se encuentra una piedra; va por la calle y ve pasar a un ¿quiénserá?, deja los ojos clavados en un anuncio de autobús o en un rostro que se desvanece a la velocidad del último convoy del metro. De pronto, lo antes invisible, anónimo, cobra una fuerza insospechada y desencadena consideraciones que un minuto antes simplemente no existían. A veces son ráfagas transitorias; otras una imagen perdurable. Más o menos así irrumpió en mi escenario particular, hará unos diez años, don Arcadio Acevedo.
El verbo no es precisamente irrumpir. Yo diría más bien que se fue haciendo presente por la vía de la ausencia. Él nunca estaba. Llegó precedido de la leyenda. ¿Quién es Arcadio Acevedo? Yo tenía en las manos un ejemplar del Este Sur y estaba contemplando sus monigotes. No tardaron en surgir algunos comentarios; cuando no, yo preguntaba en un juego aleatorio, aquí y allá, ¿conoces a Arcadio? aclarando que no, no me estaba refiriendo al marimbero coleto ni a un conocido personaje de García Márquez sino a un periodista bilioso, oriundo de Michoacán.
He olvidado la mayoría de las respuestas. Otras las rememoro hoy, porque siguen fieles a la leyenda; quizá no la que circula por ahí, sino esa otra, la que yo preferí inventar. Es un ejercicio muy divertido; la mente de inmediato personifica a ese de quien te hablan. Ni lo has visto y ya le pusiste una serie de atributos, una fisonomía que rara vez corresponde a la realidad. Me ha pasado varias veces. Llega alguien que jamás me había visto y de inmediato exclama: ¡Cómo! ¿Tú eres? Te imaginaba diferente.
Había cosas, por supuesto, que no había necesidad de preguntar. El espíritu crítico y el ingenio de Arcadio estaban plasmados en sus caricaturas. Me quedó clarísimo que le encantaba pelearse con todo el mundo; por más que busqué, no tranzaba con nadie (con alguien), no hacía concesiones y su pluma denotaba una necesidad infatigable de cuestionar, enojarse, hablar de política, denunciar tropelías, abusos y la torpeza de las autoridades. Al menos, eso era lo que saltaba a la vista. Me puse a leer sus tiras cómicas con mucha curiosidad. Y yo creo que la cosa hubiera parado ahí; si no fuera por mi manía de leer entre líneas.
No sé en qué momento elaboré mi hipótesis; tras los dibujos, bajo los textos, se escondía un Arcadio de lenguaje medio críptico. Aclaro, no me estoy refiriendo sólo a sus juegos de palabras, a su dominio ¿involuntario? de los tropos o figuras retóricas, a ese don de alburear, sin caer en los albures como recurso desesperado, igual que hacen los humoristas carentes de imaginación. Esos rasgos distintivos de la obra de Arcadio eran la fachada de un ingenio vergonzante (¿o desvergonzado?). Ingenio, primero como facultad creadora, y segundo, como individuo dotado de esta facultad.
0036
TOMAS TRANSTRÖMER (Premio Nobel 2011)
Där Gud bor utan pengar (Dios sin dinero vive).
Tomas Tranströmer,
Nacido hace 80 años en Estocolmo, en cuya universidad hizo estudios de literatura, psicología e historia de las religiones, Tranströmer debutó en 1954 con "17 dikter" (17 poemas), un libro que lo situó como una de las voces con más proyección de su época.
Ahí aparecen ya el interés por la naturaleza y la música, que estarán presentes en buena parte de su producción posterior, al igual que el gusto por las metáforas claras y expresivas, lo que le valió el recelo de ciertos círculos del mundo lírico sueco.
Obras como "Hemligheter på vägen" ("Secretos en el camino", 1958), "Den halvfärdiga himlen" (1962, traducido al castellano como "El cielo a medio hacer") y "Klanger och spår" (Sonidos y pistas, 1966) lo confirmaron definitivamente como uno de los poetas más destacados de su generación.
Una apoplejía sufrida en 1990 lo privó prácticamente del habla y dejó a medio hacer su libro "Minnena ser mig" ("Los recuerdos me ven"), que acabó tres años más tarde con la ayuda de su esposa Monica, fundamental también para poder escribir dos poemarios más: "Sorgengondolen" ("La Góndola fúnebre", 1996) y "Den stora gåtan" ("El gran acertijo", 2004).
Desde entonces no ha publicado nada más y ha preferido dedicarse a escuchar música, otra de sus pasiones, dando en la práctica por terminada una obra poética que, según su colega y amigo Lars Gustafsson, trata "sobre el momento en que la niebla se disipa, cuando por un breve momento se rompe la cotidianidad".
"Querido Tomas, es imposible sentirse insignificante después de haber leído tu poesía. Tampoco es aún posible amar el mundo por razones equivocadas": Peter Englund, secretario permanente de la Academia Sueca.
De marzo del 79’ (1983)
Cansado de todos los que llegan con palabras, palabras, pero no lenguaje
parto hacia la isla cubierta de nieve.
Lo salvaje no tiene palabras.
¡Las páginas no escritas se ensanchan en todas direcciones!
Me encuentro con huellas de pezuñas de corzo en la nieve.
Lenguaje, pero no palabras.
PRELUDIUM
Despertar es un salto en paracaídas del sueño.
Libre del agobiante torbellino, se hunde
el viajero hacia la zona verde de la mañana.
Las cosas se encienden. Él percibe -en la vibrante
postura de la alondra- las oscilantes lámparas subterráneas
del poderoso sistema de las raíces de los árboles. Pero a flor
de tierra
-en abundancia tropical- está el verdor
con los brazos al aire, en escucha
del ritmo de una bomba invisible. Y él
se hunde hacia el verano, se descuelga por
el cráter cegador, hacia abajo
a través de grietas de edades verde-húmedas
palpitantes bajo la turbina del sol. Así es detenido
este viaje vertical por el instante y las alas se ensanchan
hasta ser la quietud del gavilán sobre aguas torrenciales.
Tonos desamparados
de las trompetas de la Edad de Bronce
cuelgan sobre el abismo.
En las primeras horas del día, la conciencia puede abarcar
el mundo
como la mano oprime una piedra entibiada por el sol.
El viajero está bajo el árbol. ¿Se extenderá,
después de la caída por el torbellino de la muerte,
una gran luz sobre su cabeza?
LA GÓNDOLA FÚNEBRE V
De regreso en 1990.
Soñé que conducía doscientos kilómetros en vano.
Entonces, todo se agigantó. Gorriones enormes como gallinas
cantaban de modo ensordecedor.
Soñé que dibujaba teclas de piano
en la mesa de cocina. Tocaba sordamente en ellas.
Los vecinos acudían a escuchar.
lunes, 12 de marzo de 2012
0034
EL HOLANDÉS QUE ESTAFÓ A LOS NAZIS
En 1945, a punto de acabar la Segunda Guerra Mundial, los americanos hicieron un hallazgo que hubiera hecho palidecer de envidia al mismísimo Indiana Jones. Oculto en una mina de sal, en Austria, los aliados encontraron un inmenso botín de guerra de los Nazis, que seguramente lo ocultaron allí, en espera de mejores días que nunca llegaron.
El botín escondido en aquella mina era cuantioso en oro, plata, joyas y obras de arte de incalculable valor, de las que apoderaron en cada pueblo y ciudad por las que pasaron.
Minas de sal donde encontraron el fabuloso tesoro
En medio de todo este tesoro llamaba la atención un cuadro -desconocido hasta la fecha- del pintor holandés del S.XVII, Johanes Vermeer, famoso sobre todo por su fascinante cuadro La joven de la perla (conocido también como La Mona Lisa del Norte).
Este nuevo cuadro encontrado se llamaba La Mujer Adúltera y no estaba catalogado en la lista de obras del muy cotizado pintor. Fue enviado a donde varios especialistas y peritos de arte, quienes después de examinarlo no tuvieron dudas de que estaban ante un valiosísimo hallazgo, un Vermeer auténtico hasta ahora desconocido.
Llenos de asombro, quisieron saber la procedencia del cuadro y gracias a la muy eficiente burocracia Alemana, que lo llevaba todo archivado, no fue tan difícil.
Van Meegeren trató de justificar la procedencia del cuadro, pero cayó en numerosas contradicciones y no convenció a nadie. Así que, como ya se veía colgando de una cuerda, decidió contar la verdad. Confesó que él mismo había pintado el cuadro, que la tan cacareada obra de arte era solo una falsificación y que en total había vendido seis cuadros de su autoría, haciéndolos pasar como Vermeer auténticos y por los que le habían pagado grandes sumas de dinero.
Obviamente que ni los jueces ni los fiscales se creyeron la historia, además de que los expertos en arte certificaban al cuadro como auténtico y decían que era imposible que se tratase de una falsificación. Dadas las circunstancias y a punto de ser declarado culpable y llevado a la horca, Van Meegeren pidió al jurado que le permitiesen demostrarlo allí mismo, pintando un cuadro ante la corte que lo juzgaba, y su petición fue aceptada.
Empezó explicando las técnicas que utilizaba. Primero buscaba en tiendas de arte y galerías cuadros de poco valor, pero cuyas telas fueran del siglo XVII, luego seguía un minucioso proceso que imitaba el método de trabajo de Vermeer. Van Meegeren se había sumergió en las biografías de los antiguos maestros estudiando sus vidas, sus ocupaciones, sus técnicas y sus catálogos. Dijo que le tomó seis años poder imitar sus técnicas.
Utilizaba pinceles de pelo de tejón y para el tono azul usaba lapislázuli, que lo hacía traer de Inglaterra. La fórmula original del aceite para las mezclas dijo haberla sacado de viejos manuscritos y también usó ciertos productos químicos para que sus pinturas parecieran tener 300 años. Después de terminar una pintura, la secaba con formaldehido, la horneaba entre 100 y 120ºC para endurecerla y luego la enrollaba en un cilindro para aumentar las grietas. Finalmente lavaba las pinturas en tinta china para rellenar e imitar las grietas y estrías que tienen las piezas del auténtico pintor.
Todo este proceso en manos de un buen artista como Van Meegeren, lograba que los cuadros realmente pareciesen auténticos Vermeer.
Este nuevo cuadro igualmente pasó la criba de todos los expertos que lo examinaron, asombrándose de su increíble capacidad de falsificación.
Al final del juicio, Han Van Meegeren logró salvar su vida. El 12 de noviembre de 1947 fue condenado tan solo a un año de prisión, pero nunca lo llegó a cumplir, porque antes de ser encarcelado sufrió un ataque cardíaco y murió el 30 de diciembre de 1947, a la edad de 58 años.
Lo más irónico de todo, es que durante el tan sonado proceso judicial se convirtió en una celebridad en su país. De traidor a la patria se convirtió en héroe nacional pues pasó a ser "el holandés que le metió el dedo a Goering", "el compatriota que engañó a los nazis", pero así es la vida, nunca pudo disfrutar de su fama.
En la actualidad, su trabajo como pintor es reconocido y sus cuadros y hasta sus falsificaciones se cotizan bastante bien, de hecho su viuda hizo una fortuna. Hoy en día, con las nuevas tecnologías, sus falsificaciones no pasarían como Vermeer auténticos, pues los análisis detectarían enseguida que los elementos usados para los colores no pertenecen al siglo XVII.
Hay que aclarar que Van Meegeren no falsificó solamente a Vermeer, mucho antes ya había imitado obras de algunos de los más famosos artistas del Siglo de Oro Holandés, entre ellos Frans Hals, Pieter de Hooch y Gerard ter Borch.
Replicó tan bien los estilos y colores de los artistas copiados, que los mejores expertos y críticos de arte de la época siempre consideraban sus pinturas como genuinas.
Su falsificación más exitosa fue "Los discípulos de Emaús", realizada en 1937 mientras vivía en el sur de Francia. Esta pintura fue aclamada por algunos de los más importantes expertos de arte como "la mejor obra de Vermeer que habían visto". Pues nada, era simplemente obra de aquel brillante y astuto pintor contemporáneo.
En 1945, a punto de acabar la Segunda Guerra Mundial, los americanos hicieron un hallazgo que hubiera hecho palidecer de envidia al mismísimo Indiana Jones. Oculto en una mina de sal, en Austria, los aliados encontraron un inmenso botín de guerra de los Nazis, que seguramente lo ocultaron allí, en espera de mejores días que nunca llegaron.
El botín escondido en aquella mina era cuantioso en oro, plata, joyas y obras de arte de incalculable valor, de las que apoderaron en cada pueblo y ciudad por las que pasaron.
Minas de sal donde encontraron el fabuloso tesoro
En medio de todo este tesoro llamaba la atención un cuadro -desconocido hasta la fecha- del pintor holandés del S.XVII, Johanes Vermeer, famoso sobre todo por su fascinante cuadro La joven de la perla (conocido también como La Mona Lisa del Norte).
Este nuevo cuadro encontrado se llamaba La Mujer Adúltera y no estaba catalogado en la lista de obras del muy cotizado pintor. Fue enviado a donde varios especialistas y peritos de arte, quienes después de examinarlo no tuvieron dudas de que estaban ante un valiosísimo hallazgo, un Vermeer auténtico hasta ahora desconocido.
La Mujer Adúltera
Llenos de asombro, quisieron saber la procedencia del cuadro y gracias a la muy eficiente burocracia Alemana, que lo llevaba todo archivado, no fue tan difícil.
Para sorpresa de todos, se descubrió que el valioso cuadro no pertenecía a ninguna incautación o saqueo, sino que había sido comprado en Ámsterdam, y se había pagado por él la suma de 850.000 dólares en efectivo, y que su comprador había sido, nada más y nada menos, que Hermann Göring, el lugarteniente de Hitler.
Van Meegeren trató de justificar la procedencia del cuadro, pero cayó en numerosas contradicciones y no convenció a nadie. Así que, como ya se veía colgando de una cuerda, decidió contar la verdad. Confesó que él mismo había pintado el cuadro, que la tan cacareada obra de arte era solo una falsificación y que en total había vendido seis cuadros de su autoría, haciéndolos pasar como Vermeer auténticos y por los que le habían pagado grandes sumas de dinero.
Obviamente que ni los jueces ni los fiscales se creyeron la historia, además de que los expertos en arte certificaban al cuadro como auténtico y decían que era imposible que se tratase de una falsificación. Dadas las circunstancias y a punto de ser declarado culpable y llevado a la horca, Van Meegeren pidió al jurado que le permitiesen demostrarlo allí mismo, pintando un cuadro ante la corte que lo juzgaba, y su petición fue aceptada.
Empezó explicando las técnicas que utilizaba. Primero buscaba en tiendas de arte y galerías cuadros de poco valor, pero cuyas telas fueran del siglo XVII, luego seguía un minucioso proceso que imitaba el método de trabajo de Vermeer. Van Meegeren se había sumergió en las biografías de los antiguos maestros estudiando sus vidas, sus ocupaciones, sus técnicas y sus catálogos. Dijo que le tomó seis años poder imitar sus técnicas.
Utilizaba pinceles de pelo de tejón y para el tono azul usaba lapislázuli, que lo hacía traer de Inglaterra. La fórmula original del aceite para las mezclas dijo haberla sacado de viejos manuscritos y también usó ciertos productos químicos para que sus pinturas parecieran tener 300 años. Después de terminar una pintura, la secaba con formaldehido, la horneaba entre 100 y 120ºC para endurecerla y luego la enrollaba en un cilindro para aumentar las grietas. Finalmente lavaba las pinturas en tinta china para rellenar e imitar las grietas y estrías que tienen las piezas del auténtico pintor.
Todo este proceso en manos de un buen artista como Van Meegeren, lograba que los cuadros realmente pareciesen auténticos Vermeer.
Pintando frente a los jueces: El joven Cristo en el tiemplo
Entre julio y diciembre de 1945, y bajo la atenta mirada del jurado, reporteros y testigos, Van Meegeren pintó su última falsificación, "El joven Cristo en el templo". Este nuevo cuadro igualmente pasó la criba de todos los expertos que lo examinaron, asombrándose de su increíble capacidad de falsificación.
"La Malle Babbe"(A la izquierda el famoso cuadro de Frans Hals, a la derecha la versión de Van Meegeren)
Al final del juicio, Han Van Meegeren logró salvar su vida. El 12 de noviembre de 1947 fue condenado tan solo a un año de prisión, pero nunca lo llegó a cumplir, porque antes de ser encarcelado sufrió un ataque cardíaco y murió el 30 de diciembre de 1947, a la edad de 58 años.
Lo más irónico de todo, es que durante el tan sonado proceso judicial se convirtió en una celebridad en su país. De traidor a la patria se convirtió en héroe nacional pues pasó a ser "el holandés que le metió el dedo a Goering", "el compatriota que engañó a los nazis", pero así es la vida, nunca pudo disfrutar de su fama.
En la actualidad, su trabajo como pintor es reconocido y sus cuadros y hasta sus falsificaciones se cotizan bastante bien, de hecho su viuda hizo una fortuna. Hoy en día, con las nuevas tecnologías, sus falsificaciones no pasarían como Vermeer auténticos, pues los análisis detectarían enseguida que los elementos usados para los colores no pertenecen al siglo XVII.
Hay que aclarar que Van Meegeren no falsificó solamente a Vermeer, mucho antes ya había imitado obras de algunos de los más famosos artistas del Siglo de Oro Holandés, entre ellos Frans Hals, Pieter de Hooch y Gerard ter Borch.
Replicó tan bien los estilos y colores de los artistas copiados, que los mejores expertos y críticos de arte de la época siempre consideraban sus pinturas como genuinas.
"Los discípulos de Emaús", de Van Meegeren, en una exposición en Rotterdam
Su falsificación más exitosa fue "Los discípulos de Emaús", realizada en 1937 mientras vivía en el sur de Francia. Esta pintura fue aclamada por algunos de los más importantes expertos de arte como "la mejor obra de Vermeer que habían visto". Pues nada, era simplemente obra de aquel brillante y astuto pintor contemporáneo.
domingo, 11 de marzo de 2012
jueves, 8 de marzo de 2012
0032
El poema Y Dios Me hizo Mujer de Gioconda Belli leído por su autora. Es uno de sus primeros poemas y de los más revolucionarios.Está en su antología personal Escándalo de Miel (Seix Barral).El CD es un regalo que viene en el libro.
Y Dios me hizo mujer,
de pelo largo,
ojos, nariz y boca de mujer.
Con curvas
y pliegues
y suaves hondonadas
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.
Todo lo creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas
que me hacen mujer todos los días
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi sexo.
martes, 6 de marzo de 2012
¿Para qué sirve el Premio Nobel? Sirve para dar un rostro a los autores. Para que desde Tanzania hasta Perú la gente sepa que existen. Para que de Madagascar a Valparaíso resuenen sus nombres como un eco que ya nunca puede apagarse. Y quizás, algún día perdido en el tiempo, alguien en Costa de Marfil o en Palermo pueda por fin leerlos.
Los que se preguntan para qué sirve el Premio Nobel encontraron una respuesta en octubre de 1996. Ese año el secretario de la Academia Sueca nombró a una poeta polaca cuyo apellido todavía estamos aprendiendo a pronunciar. Wislawa Szymborska, conocida como "la Mozart de la poesía", falleció el 1 de febrero de 2012 a los 88 años de edad en su casa de Cracovia. Los que suelen dudar del olfato de los académicos de Estocolmo tuvieron que darles la razón cuando leyeron a una autora cuya poesía está hecha de una mezcla de emoción e ironía, metafísica y cotidianidad (...)
Wislawa Szymborska, un verdadero mito en Polonia, nació el 2 de julio de 1923 en Bnin (Kórnik), cerca de Poznan, pero la mayor parte de su vida transcurrió en Cracovia. Allí pasó sus últimos años, recluida en un piso sin lujo alguno y con aires de vivienda de protección oficial pero en el que nunca faltaban ni los bombones ni el brandy. En él recibía a sus amigos, a sus traductores y a periodistas a los que preguntaba ella para evitar tener que ponerse demasiado seria.
“El poeta de hoy es escéptico e incluso desconfiado”, dijo en su discurso de recepción del galardón, uno de los más breves e irónicos que se recuerdan. “Cuando escribo siempre tengo la sensación de que alguien está detrás de mí haciendo muecas. Por eso huyo, todo lo que puedo, de las grandes palabra”, afirmó también una escritora cuyos versos están llenos de paréntesis que contradicen, retocan y matizan cada una de los términos que va anotando.
El resultado es una obra memorable que cabe entera en un tomo de 300 páginas. Cualquier lector la puede encontrar cumplidamente traducida al español -sobre todo por Abel Murcia y Gerardo Beltrán- en las editoriales Igitur, Hiperión, Alfabia, Bartleby, Fondo de Cultura Económica y Lumen.
Wislawa Szymborska, un verdadero mito en Polonia, nació el 2 de julio de 1923 en Bnin (Kórnik), cerca de Poznan, pero la mayor parte de su vida transcurrió en Cracovia. Allí pasó sus últimos años, recluida en un piso sin lujo alguno y con aires de vivienda de protección oficial pero en el que nunca faltaban ni los bombones ni el brandy. En él recibía a sus amigos, a sus traductores y a periodistas a los que preguntaba ella para evitar tener que ponerse demasiado seria.
En los últimos años, además, autorizó la traducción de las agudas y desternillantes notas de lecturas que publicó durante 30 años en la prensa polaca y en las que un día hablaba del Mío Cid y otro de un libro sobre jardinería. Ella, que siempre dudaba de todo y cuya expresión favorita era “no sé”, nunca las consideró “prosa seria”. Y eso que respondían a un viejo aviso suyo: "Sólo las preguntas un poco ingenuas son verdaderamente profundas".
La poesía de Wislawa Szymborska es reflexiva, sin engolamiento ni altisonancia, de forma ligera y fondo grave, directa al sentimiento pero sin chantaje emocional.
POSIBILIDADES
Prefiero el cine.
Prefiero los gatos.
Prefiero los robles a orillas del Warta.
Prefiero Dickens a Dostoievski.
Prefiero que me guste la gente
a amar a la humanidad.
Prefiero tener a la mano hilo y aguja.
Prefiero no afirmar
que la razón es la culpable de todo.
Prefiero las excepciones.
Prefiero salir antes.
Prefiero hablar de otra cosa con los médicos.
Prefiero las viejas ilustraciones a rayas.
Prefiero lo ridículo de escribir poemas
a lo ridículo de no escribirlos.
Prefiero en el amor los aniversarios no exactos
que se celebran todos los días.
Prefiero a los moralistas
que no me prometen nada.
Prefiero la bondad astuta que la demasiado crédula.
Prefiero la tierra vestida de civil.
Prefiero los países conquistados a los conquistadores.
Prefiero tener reservas.
Prefiero el infierno del caos al infierno del orden.
Prefiero los cuentos de Grimm a las primeras planas
del periódico.
Prefiero las hojas sin flores a la flor sin hojas.
Prefiero los perros con la cola sin cortar.
Prefiero los ojos claros porque los tengo oscuros.
Prefiero los cajones.
Prefiero muchas cosas que aquí no he mencionado
a muchas otras tampoco mencionadas.
Prefiero el cero solo
al que hace cola en una cifra.
Prefiero el tiempo insectil al estelar.
Prefiero tocar madera.
Prefiero no preguntar cuánto me queda y cuándo.
Prefiero tomar en cuenta incluso la posibilidad
de que el ser tiene su razón.
WISLAWA SZYMBORSKA, SONRISA Y AGONÍA
JAVIER RODRÍGUEZ
Los que se preguntan para qué sirve el Premio Nobel encontraron una respuesta en octubre de 1996. Ese año el secretario de la Academia Sueca nombró a una poeta polaca cuyo apellido todavía estamos aprendiendo a pronunciar. Wislawa Szymborska, conocida como "la Mozart de la poesía", falleció el 1 de febrero de 2012 a los 88 años de edad en su casa de Cracovia. Los que suelen dudar del olfato de los académicos de Estocolmo tuvieron que darles la razón cuando leyeron a una autora cuya poesía está hecha de una mezcla de emoción e ironía, metafísica y cotidianidad (...)
Wislawa Szymborska, un verdadero mito en Polonia, nació el 2 de julio de 1923 en Bnin (Kórnik), cerca de Poznan, pero la mayor parte de su vida transcurrió en Cracovia. Allí pasó sus últimos años, recluida en un piso sin lujo alguno y con aires de vivienda de protección oficial pero en el que nunca faltaban ni los bombones ni el brandy. En él recibía a sus amigos, a sus traductores y a periodistas a los que preguntaba ella para evitar tener que ponerse demasiado seria.
“El poeta de hoy es escéptico e incluso desconfiado”, dijo en su discurso de recepción del galardón, uno de los más breves e irónicos que se recuerdan. “Cuando escribo siempre tengo la sensación de que alguien está detrás de mí haciendo muecas. Por eso huyo, todo lo que puedo, de las grandes palabra”, afirmó también una escritora cuyos versos están llenos de paréntesis que contradicen, retocan y matizan cada una de los términos que va anotando.
El resultado es una obra memorable que cabe entera en un tomo de 300 páginas. Cualquier lector la puede encontrar cumplidamente traducida al español -sobre todo por Abel Murcia y Gerardo Beltrán- en las editoriales Igitur, Hiperión, Alfabia, Bartleby, Fondo de Cultura Económica y Lumen.
Wislawa Szymborska, un verdadero mito en Polonia, nació el 2 de julio de 1923 en Bnin (Kórnik), cerca de Poznan, pero la mayor parte de su vida transcurrió en Cracovia. Allí pasó sus últimos años, recluida en un piso sin lujo alguno y con aires de vivienda de protección oficial pero en el que nunca faltaban ni los bombones ni el brandy. En él recibía a sus amigos, a sus traductores y a periodistas a los que preguntaba ella para evitar tener que ponerse demasiado seria.
En los últimos años, además, autorizó la traducción de las agudas y desternillantes notas de lecturas que publicó durante 30 años en la prensa polaca y en las que un día hablaba del Mío Cid y otro de un libro sobre jardinería. Ella, que siempre dudaba de todo y cuya expresión favorita era “no sé”, nunca las consideró “prosa seria”. Y eso que respondían a un viejo aviso suyo: "Sólo las preguntas un poco ingenuas son verdaderamente profundas".
La poesía de Wislawa Szymborska es reflexiva, sin engolamiento ni altisonancia, de forma ligera y fondo grave, directa al sentimiento pero sin chantaje emocional.
POSIBILIDADES
Prefiero el cine.
Prefiero los gatos.
Prefiero los robles a orillas del Warta.
Prefiero Dickens a Dostoievski.
Prefiero que me guste la gente
a amar a la humanidad.
Prefiero tener a la mano hilo y aguja.
Prefiero no afirmar
que la razón es la culpable de todo.
Prefiero las excepciones.
Prefiero salir antes.
Prefiero hablar de otra cosa con los médicos.
Prefiero las viejas ilustraciones a rayas.
Prefiero lo ridículo de escribir poemas
a lo ridículo de no escribirlos.
Prefiero en el amor los aniversarios no exactos
que se celebran todos los días.
Prefiero a los moralistas
que no me prometen nada.
Prefiero la bondad astuta que la demasiado crédula.
Prefiero la tierra vestida de civil.
Prefiero los países conquistados a los conquistadores.
Prefiero tener reservas.
Prefiero el infierno del caos al infierno del orden.
Prefiero los cuentos de Grimm a las primeras planas
del periódico.
Prefiero las hojas sin flores a la flor sin hojas.
Prefiero los perros con la cola sin cortar.
Prefiero los ojos claros porque los tengo oscuros.
Prefiero los cajones.
Prefiero muchas cosas que aquí no he mencionado
a muchas otras tampoco mencionadas.
Prefiero el cero solo
al que hace cola en una cifra.
Prefiero el tiempo insectil al estelar.
Prefiero tocar madera.
Prefiero no preguntar cuánto me queda y cuándo.
Prefiero tomar en cuenta incluso la posibilidad
de que el ser tiene su razón.
lunes, 5 de marzo de 2012
” Un estudio publicado por la Universidad de Los Ángeles, California, indica que la amistad entre mujeres es verdaderamente especial. Se descubrió que las amigas contribuyen al fortalecimiento de la identidad y protección de nuestro futuro. Constituyen un remanso en medio del mundo real, lleno de tempestades y obstáculos. Las amigas nos ayudan a llenar los vacíos emocionales de nuestras relaciones con los hombres y nos ayudan a recordar quiénes somos realmente.
Después de 50 años de investigaciones, se identificó que existen sustancias químicas producidas por el cerebro que ayudan a crear y mantener lazos de amistad entre las mujeres. Los investigadores, hombres en su mayoría, se sorprendieron con los resultados de los estudios. Cuando la hormona OXITOCINA es liberada como parte de la reacción de las mujeres frente al estrés, ellas sienten la necesidad de proteger a sus hijos y de agruparse con otras mujeres; cuando pasa eso, se produce una cantidad aún mayor de oxitocina, que reduce el estrés más agudo y provoca un efecto calmante. Estas reacciones no aparecen entre los miembros del sexo masculino porque la testosterona que los hombres producen en altas cantidades, tiende a neutralizar los efectos de la oxitocina; mientras que los estrógenos femeninos aumentan la producción de esta hormona. Después de repetidos estudios, se demostró que los lazos emocionales existentes entre las mujeres que son amigas verdaderas y leales,contribuyen para una reducción de riegos de enfermedades ligadas a la presión arterial y colesterol. Se cree que ésta puede ser una de las razones de que las mujeres vivan generalmente más que los hombres.
Las mujeres que no establecen relaciones de amistad con otras mujeres, no muestran los mismos resultados en su salud. Así que tener amigas nos ayuda no solamente a vivir más, sino también a vivir mejor. El estudio sobre la salud indica que cuanto más amigas tenga una mujer, mayor es la probabilidad de que llegue a vieja sin problemas físicos y llevando una vida plena y saludable. En este mismo estudio se observó también, cómo las mujeres superan los momentos críticos (como la muerte del cónyuge) y se percibió que las mujeres que podían confiar en sus amigas reaccionan sin enfermedades graves y se recuperan en un lapso menor que aquéllas que no tienen en quien confiar. El estudio concluyó que la amistad entre las mujeres constituye. ¡Una fuente de fuerza, bienestar, alegría y salud! Por eso y por muchas cosas más: ¡QUÉ VIVAN LAS AMIGAS! “
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