El primero de julio, como representante de partido*, además de vigilar toda la jornada, debía reportar cualquier anomalía que observara a través de escritos de incidencia, al final de la jornada entregué siete reportes al presidente de la casilla.
Ninguno de ellos fue en contra de un partido, sino por
deficiencias de los funcionarios, entre los más graves: No se contabilizaron ni
firmaron las boletas (lo que daba pie a duplicación o robo de las mismas),
proselitismo en contra del partido que representaba por parte del presidente de
casilla y el acceso al voto a una persona sin credencial de elector.
Pude haber pasado muchos más escritos de incidencia, pero no
podía culpar a los funcionarios por el resultado de la mala capacitación que
recibieron; aunque suene a justificación, era evidente que no era su culpa, los
errores que cometían era por ignorancia y prejuicio, en el caso del
proselitismo que vino de una persona de más de ochenta años con la que por puro
respeto no me iba a poner a discutir.
Aquí lo reprobable es la deficiencia por parte del IFE para
capacitar a funcionarios, además de su poco criterio para elegirlos,
independientemente del sistema para escogerlos al azar.
Cuando estás viendo que es una persona a la que ya le cuesta
trabajo caminar y moverse, sin mencionar su poca disposición al diálogo, no lo
vas a poner como presidente de casilla, tampoco como escrutador a alguien con
dolores evidentes de pierna por los que debe utilizar silla de ruedas y que
está dispuesto a aguantar las inclemencias de la jornada sólo por recibir 270
pesos; esto es muy parecido a lo que hizo el PRI comprando votos aprovechándose
de la necesidad de la gente.
Y ya que menciono al
PRI, me sorprendió a sobremanera el ejército que la coalición Compromiso por
México tenía trabajando el día de la elección; tan solo en el área donde se
instaló la casilla en la que permanecí, decenas de personas se movían y
comunicaban manipulando listas extensas de nombres diferentes a la nominal,
palomeando y tachando estas listas, preguntándose unos a otros si ya había ido
fulano o mengano a votar, lo que inmediatamente me hacía pensar en el acarreo
puro y desmedido, pero sin pruebas para comprobar nada.
Eso ha sido justo lo que ha pasado, se ha actuado
impunemente, se ha hecho todo lo que no se debe hacer, al margen de la ley,
porque las instituciones no han podido –o querido– aplicarla.
Creo que el proceso electoral ha sido indignante en todos
los niveles, desde el funcionario que no supo tomar en serio su papel, hasta
los gastos millonarios de campaña que, lejos de saber si han rebasado los
topes, son gastos absurdos y groseros, cuando en el país a quienes no tienen
derecho a educación, salud y/o vivienda, y todo para que al final, el ganador
no sea el que haya elegido la mayoría, ya no digamos de los mexicanos, sólo de
los votantes.
Aunque hay excepciones de capacidad, conciencia y buenas
intenciones, en lo general ha sido evidente que el sistema electoral no
funciona, que el IFE y la FEPADE deben renovarse o morir.
Con todo, entiendo
que como ciudadanos no basta con haber votado, haber sido funcionarios, observadores
o representantes; no basta haber denunciado delitos electorales, no basta
indignarnos y protestar.
Si no estamos de
acuerdo en la manera en que se han llevado a cabo las elecciones, tenemos el
derecho y la obligación de estar informados sobre los las impugnaciones, las
razones, viabilidades y consecuencia de las mismas; la manera de actuar de las
instituciones ante las denuncias, y saber si estas acciones están apegadas a la
ley; si la ley no funciona demandar al legislativo que se modifique y se
cumpla.
Son muchas las acciones civiles que se están llevando a
cabo, si no es posible acudir a las movilizaciones podemos unirnos a la veda de
productos y servicios que han favorecido a la crisis político-electoral en
nuestro país, difundir la información responsable y fundamentada que circula en
las redes sociales, ser portavoz de lo que no ocupa tiempos en los medios,
sobre todo dirigiéndonos a las personas que no tienen acceso a internet.
Cualquier acción a favor de la democracia es útil y
necesaria, para que cuando obtengamos una resolución benéfica, estemos listos
para trabajar responsable y honesta y asertivamente en lo que a cada quien le
corresponda. Ojalá.
*No es que esté afiliada a partido alguno, sino que ante las
múltiples trabas que encontré en un distrito de Tlalnepantla para registrarme
como observadora, tomé la invitación de un amigo para ser representante, sólo
con el interés de seguir de cerca la jornada electoral.
Ruth Sara Regalado Soriano
Vinculación de Eventos Culturales
FES Cuautitlán - UNAM
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