Se ha puesto muy de moda una peculiar cadena estadounidense de restaurantes llamados Rice to Riches, cuya especialidad es el arroz con leche (rice pudding), con una gran cantidad de acompañamientos (helado, frutas, cereales...). Una deliciosa variedad de "toppings" para elegir según el gusto y el antojo.
No obstante, se publicitan como un lugar "antidietético"
y sus paredes están llenas de letreros que hacen referencia a lo
"pecaminoso" y "poco sano" de comer arroz con leche, con
frases como "Come todo el que quieras, al fin que ya estás gordo" o
"No se admiten flacas". La verdad es que se trata de un sitio que
refleja como ningún otro una característica muy marcada de la cultura culinaria
norteamericana moderna: el miedo irracional a los carbohidratos.
Nosotros, como hispanos, tenemos una idea muy diferente: poner a cocer
el arroz y agregar canela, un poco de azúcar y leche es un acto tan natural,
feliz, noble, nutritivo y exento de culpa como el que más. Nunca se nos
ocurriría pensar que está prohibido o que es algo que sólo come la gente gorda.
¿Significa eso que estamos mal? ¿Estamos atrasados en novedades?
¿Somos unos retrógradas por ceñirnos a la receta original de esta
antigua delicia y por confiar en sus beneficios? ¿Tenemos que dejar de comerlo
por qué la fiebre de la delgadez obsesiva disfrazada de buena salud extiende
sus tentáculos cada vez más?
A este paso, al rato no podremos tomar ni una limonada. No vaya a ser
que la vitamina C engorde. Y qué decir de las frutas, con toda esa fibra: muy
pronto van a estar prohibidas en la dieta occidental. Por lo pronto, ya abundan
los detractores de la leche, la avena, el trigo, el maíz, los frijoles, el
chile, el chocolate, las nueces...
La verdad sobre los carbohidratos
(The Reader's
Digest)
Los carbohidratos han sido tan denostados los últimos años que es un milagro que nadie haya hecho una película de terror sobre ellos: se oye música tenebrosa mientras la cámara enfoca una cesta de humeante pan de ajo, a la vista de la cual una chica universitaria, bonita y con ropa ligera, sale gritando de la habitación...
Pero lo que talvez no hayas escuchado en todas esas conversaciones sobre los carbohidratos es que si los eliminas corres el riesgo de privar a tu cerebro de combustible, de enfermar del corazón, de tener mal aliento y de ponerte de muy mal humor. ¿Qué tal?
El carbohidrato es uno de los tres "macronutrientes" que el organismo humano necesita en cantidades relativamente grandes (los otros dos son la proteína y la grasa; las cosas que el organismo necesita en cantidades muy pequeñas -vitaminas y minerales - se llaman micro-nutrientes).
Los carbohidratos se encuentran en una gran variedad de alimentos, incluida la fruta, las verduras, el pan, las legumbres, la leche, las palomitas de maíz, la pasta y las papas. Cuando comemos carbohidratos, las enzimas del organismo trabajan descomponiendo la comida a su paso por la boca, el tracto digestivo y el intestino delgado, y producen glucosa, que el torrente sanguíneo después puede absorber.
Aunque la proteína y la grasa también nos proveen de combustible, los carbohidratos son la fuente de energía que prefiere la mayor parte de nuestros órganos y músculos, incluido el corazón, y la única fuente de energía que puede usar el cerebro. De hecho, el cerebro quema un impresionante 30 por ciento de la ingesta diaria de carbohidratos.
Consumir suficientes carbohidratos permite al organismo asignar la
proteína que comes a otras tareas vitales, como la formación de tejidos, de
hormonas y de anticuerpos. Si no se consumen
suficientes carbohidratos, el cuerpo convierte la proteína en glucosa. Por
esta razón, los nutricionistas llaman a los carbohidratos "alimentos que
preservan las proteínas".
Un estudio publicado en el “British Medical
Journal” refiere que, a la larga, las dietas que hacen hincapié en la
reducción de carbohidratos no sólo no son más eficaces que los regímenes más
equilibrados, sino que pueden provocar trastornos de la salud. Muchas dietas de
pocos carbohidratos permiten una gran ingesta de grasas.
Restringir excesivamente los carbohidratos puede
causar dificultades a las personas con diabetes. La cantidad necesaria de
carbohidratos depende de la medicación, la actividad, la edad y el peso, pero
la mayoría de los dietistas recomienda entre 4 y 60 gramos por comida. Comer
muy pocos carbohidratos cuando se usa insulina o ciertas medicinas para la
diabetes tipo 2 puede bajar demasiado la concentración de glucosa en la sangre
y causar problemas.
Ni tanto que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre
Parece ser que el truco no es eliminar los
carbohidratos, sino escoger los adecuados y comerlos en las proporciones
correctas en comparación con el resto de los alimentos que elegimos. Las dietas
demasiado ricas en carbohidratos se han asociado con un riesgo mayor de
enfermedades cardiovasculares, hipertensión, obesidad y diabetes. Evita este desequilibrio eligiendo carbohidratos de
IG (índice glusémico) bajo, que liberarán la energía de la comida lentamente y
te mantendrán saciado durante más tiempo: frutas, verduras, cereales,
legumbres, leche y pasta. La reglad de oro: los carbohidratos se llevan muy mal
con el azúcar en exceso y muy bien con los vegetales.
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