- ¡Mami, mami! –gritó muy excitado el hijito del granjero–.
¡El toro se está tirando a la vaca!.
- Por favor, Silvestrito – lo reprendió la señora –. No uses
ese lenguaje tan vulgar. Di, por ejemplo: El toro está sorprendiendo a la vaca.
Poco después gritó el chiquillo:
- ¡Mami, mami! ¡El toro está sorprendiendo a todas las
vacas!
Sonrió la señora:
- Eso no puede ser, hijito.
- Sí, mami. ¡Se está tirando a la yegua!
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