domingo, 8 de abril de 2012

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FÁBULAS
Ena Krite

Dentro de la literatura universal, en las fábulas podemos encontrar frecuentemente representaciones de objetos inanimados o ideas abstractas como seres vivientes. Una característica de las fábulas es el antropomorfismo, es decir, dar cualidades humanas a los animales.

La finalidad de las fábulas es proporcionar una enseñanza moral, por lo tanto, son didácticas. La necesidad del hombre por vivir en armonía con sus semejantes, a pesar de sus complejidades e imperfecciones, requiere de ejemplos que le ayuden a mejorar sus relaciones con el mundo y su buen vivir. La fábula es una lección filosófica y de buenos principios morales. Es importante remontarnos en el tiempo para conocer cómo surge este estilo de cuentos: “Esopo fue un esclavo, cuya serena sabiduría se refleja en sus maravillosas fábulas que contó. No se sabe mucho de él. Se cree que murió unos 550 años antes de Cristo; pero se tiene la seguridad que fue esclavo y su amo le dio buenos maestros, para poder tratar con los grandes hombres de su tiempo. Por toda Grecia era buscado para escuchar sus consejos con respeto; y tal vez cuando los daba, lo hacía más comprensible y eficaz con una de sus célebres fábulas o cuentos morales. Como Esopo era sabio, leía en el corazón de los hombres y adivinaba sus dolores y locuras. Y como sabía también que la gente no gusta de predicaciones, presentaba sus lecciones de manera indirecta y bajo la forma de anécdotas breves, en las que muchos de los actores eran animales que todos conocían. En esos cuentos puso parte de la sabiduría que había recogido en sus años de paciente esclavitud y en las cortes de los reyes. Los infortunios que sufrían sus animales parlantes eran los mismos que habían hecho sufrir a sus orgullosos y atolondrados amigos. Y son los mismos que hoy aquejan al género humano. Pasaron en relatos verbales, de padre a hijo, durante varios siglos y, aunque en la Edad Media se transcribieron muchos de ellos, no se hizo una recopilación completa de los mismos hasta el siglo XV. Los mismos temas y otros nuevos contaron Fedro, La Fontaine, y en verso castellano Tomás de Iriarte y Félix María Samaniego”. (Consultado en la Nueva Enciclopedia Temática).

Debido a que el ser humano es propenso a cometer errores, las fábulas con sus moralejas vienen a enseñarnos cómo actuar correctamente. Los animales ejemplifican la conducta humana de manera genial y así nos retratan fielmente para reconocer nuestras fallas y errores. La fábula fue un elemento recurrente en el siglo XVIII, por varias razones: La influencia francesa predominaba, dictaba nuevos códigos estéticos, no sólo abarcó a la literatura, sino que alcanzó a las artes en general, a las ciencias y a las actividades cotidianas de la vida. Sin embargo, no todo llegó de Francia, ya estaba en España la Corte del Buen Retiro.

En el siglo XVIII comienza a imperar el espíritu crítico que se extiende a todos las esferas culturales. Durante este siglo surge el neoclásico que basa su literatura en el conocimiento con una finalidad específica. La gran mayoría de las obras escritas en este periodo tienen una enseñanza, donde el razonamiento es fundamental. Para los neoclásicos la belleza es única. Asimismo, podemos hablar de un retroceso en esta época, por la relevancia que se le vuelve a dar al aspecto moral, como dijo en alguna ocasión un maestro de la Unach, viene a ser un “café recalentado”.

Luzán en su “Poética” dice que la literatura debe ser entretenida, pero con un fin didáctico. Una de las aportaciones del neoclásico a la literatura se da cuando se comienzan a definir los tipos de teatro y con ello también, van definiéndose los géneros literarios. El neoclasicismo es muy lineal, todo se regía por la metodología. Para Feijoo la mejor creación literaria es la que está enfocada a la religión.

Los grandes fabulistas españoles como ya se mencionó son Tomás de Iriarte y Félix María Samaniego. En internet consulté sus biografías: “Tomás de Iriarte nació en La Orotava, municipio español al norte de la provincia de Santa Cruz de Tenerife, Canarias, en 1750. Se dedicó desde joven a la traducción de obras de teatro francés, y el Arte Poética de Horacio, en 1777. Escribió un poema, ‘La Música’, en 1779. También escribió las comedias ‘La señorita mal criada’, en 1778 y ‘El señorito mimado’, en 1790. Iriarte es esencialmente conocido por sus ‘Fábulas literarias’, publicadas en 1782, en ellas aparece un claro elemento pedagógico y se realizan alusiones o sátiras a literatos de su época; muchos críticos las consideran de mayor calidad que las de Samaniego. Tomás de Iriarte murió en 1791 en Madrid”.

En cuanto a Félix María Samaniego: “Nació de noble familia vasca en La Guardia, en la Rioja Alavesa, el 12 de octubre de 1745. Abandonó los estudios de derecho en Valladolid, y viajó por Francia. Su tío, el conde de Peñaflorida, fundó la Sociedad Vascongada de Amigos del País, un núcleo muy importante de la cultura de la ilustración, fue la primera sociedad económica en España; y para instruir a sus alumnos del seminario que la Sociedad mantenía en Vergara, compuso Samaniego, socio también, las Fábulas morales, su obra más conocida, derivada sobre todo de La Fontaine, Esopo, Fedro y John Gay. Su vida retirada no le evitó escaramuzas con la Inquisición, ni el verse envuelto en polémicas contra Huerta y Tomás de Iriarte. Murió en La Guardia en agosto de 1801”. (Nueva Enciclopedia Temática).
En la misma Enciclopedia encontramos las siguientes fábulas de estos escritores:

LA SERPIENTE Y LA LIMA
En casa de un cerrajero
entró la serpiente un día,
y la insensata mordía
en una lima de acero.
Díjole la lima: “El mal
necia será para ti:
¿cómo has de hacer mella en mí,
que hago polvo el metal?”

Quien pretende sin razón
al más fuerte derribar,
no consigue sino dar
coces contra el aguijón”.
-Samaniego –

LA ZORRA Y EL BUSTO
Dijo la zorra al busto,
después de olerlo:
‘¡Tu cabeza es hermosa,
pero sin seso!’
Como éste hay muchos
que, aunque parecen hombres,
sólo son bustos”.
- Samaniego –

EL PAPAGAYO, EL TORDO Y LA MARICA
Oyendo un tordo hablar a un papagayo
quiso que él, y no el hombre, le enseñara;
y con sólo un ensayo
creyó tener pronunciación tan clara,
que en ciertas ocasiones
a una marica daba ya lecciones.
Así, salió tan diestra la marica
como aquel que al estudio se dedica
por copias y malas traducciones”.
- Iriarte –

EL GUSANO DE SEDA Y LA ARAÑA
Trabajando un gusano su capullo,
la araña, que tejía a toda prisa,
de esta suerte le habló con falsa risa,
muy propia de su orgullo:
‘¿Qué dice de tal tela, señor gusano?
Esta mañana la empecé temprano,
y ya estará acabada al medio día.
¡Mire qué sutil es, mire qué bella es!’
El gusano con sorna respondía:
‘Usted tiene razón; así sale de ella.’”
- Iriarte –

Como podemos notar en estas cuatro fábulas, hay algunas diferencias entre las de Samaniego y de Iriarte. Las de Iriarte están más despojadas de cierta retórica pomposa y de gelidez didáctica, están plenas de crítica social. Samaniego es académico y toca temas más generales, aunque también sus fábulas son ingeniosas.

A continuación escribí algunas fábulas, o mejor dicho, intento de fábulas:

LAS PALOMAS
Ena Krite

En una ciudad de un país nórdico de Europa, el viento sopla con fuerza, las copas de los árboles se mecen en un vaivén constante. Las calles desoladas son invadidas por hojas secas que vuelan en desorden. Las ventanas de los edificios están iluminadas y en silencio, a veces se ve la silueta de alguien llevando una taza de café. La temperatura va descendiendo para dar paso a una fina lluvia que se transforma en escarcha.

En lo alto de las construcciones algunas palomas tratan de no congelarse en los quicios, agazapadas y murmurando entre ellas cómo podrían conseguir algo para comer. Hay una que sobresale en el grupo, tiene un ojo violeta y otro azul, es la más impulsiva y atrevida. Les propone que vuelen hacia el centro comercial donde es probable que encontrarán restos de alimentos que dejan los visitantes.

La paloma de más edad es prudente y sugiere esperar hasta que el tiempo mejore. Muchas están de acuerdo con la anciana, sin embargo, otras se ponen de parte de la paloma joven. Dando inicio a una trifulca, los gritos llegan al interior de los departamentos, del más cercano aparece un hombre con gesto malhumorado y amenazante las obliga a emprender el vuelo. Desprotegidas se alejan al árbol más próximo. En cuanto van a posarse en las ramas, escuchan reclamos indignados de un par de ardillas ofendidas de que invadan su morada. Nuevamente remontan el vuelo, están a mitad de camino del centro comercial. La joven e imprudente paloma incita a las demás a seguir avanzando, sin importar que la nieve cae en copos mayores y el viento impide que lleven una correcta dirección. La paloma vieja sabiamente propone regresar al quicio del edificio donde estaban al principio y en silencio esperar que el mal tiempo mejore. Sin embargo, la mayoría decide seguir hasta el centro comercial, las demás confían en la decisión de la mayor. A lo lejos se vislumbran los grandes almacenes, las palomas apresuran el vuelo, en picada se lanzan a la entrada. Una nube de plumas cae al piso, los ventanales están cerrados, en lo alto se ve un letrero: “Cerrado por mal tiempo”. El otro reducido grupo de aves está muy cerca del edificio, son observadas por una simpática anciana que acaba de regresar a su hogar, con admiración observa el esfuerzo que hacen por llegar a la protección del edificio. En cuanto llega al interior de su vivienda, toma varias hogazas de pan, las desmorona y las coloca en la orilla del pequeño balcón. Las palomas descienden con gran alegría a dar cuenta del banquete, sin recordar que hace tan sólo un instante eran muchas más.


EL CONEJO HOLGAZÁN
Ena Krite
En los confines de un bosque habitaba un conejo. Por haber sido egoísta y huraño lo abandonaros sus compañeros. No siendo pocos sus defectos, era holgazán. Vivía a expensas de lo que podía robar a las hormigas, cuando no las encontraba en su camino, se acercaba a la guarida de la zorra para pedirle en calidad de préstamo, algunas semillas y zanahorias, con clara intención de nunca devolverlas.

Llegó el día en que la zorra le exigió el pago por los alimentos. En vez de enfrentar con responsabilidad sus malos hábitos, el conejo huyó del bosque, tomó una pequeña bolsa que se colgó del cuello, en su interior guardó a la cobardía. Al final de su camino encontró un acantilado, sin embargo, siendo el orgullo inseparable de la cobardía, le impidió regresar.

El atribulado conejo sólo podía fantasear que sería rescatado por un ave enorme que lo alejaría del peligro inminente de caer al vacío. El suelo comenzó a desmoronarse a sus pies sin percatarse él, sus incoherentes y necias cavilaciones le hacían olvidar la realidad; cuando pudo darse cuenta era demasiado tarde, su regordete cuerpo caía al fondo del desfiladero. En lo alto de la montaña sólo se veía el movimiento pendular de múltiples y diminutas antenas. Las hormigas habían vengado los ultrajes cometidos por el conejo.

HISTORIA TRISTE DE UN GRILLO
Ena Krite
El pobre grillo salta y salta. Su espacio de movimiento es reducido. El inocente cree que en cada brinco avanza hacia la lejanía. Cuando sorpresivamente se da cuenta que sólo se encuentra en un pequeño círculo, una lengua húmeda y amarga lo rodea, es tragado por un repugnante y poroso sapo. Al deglutir el pequeño e inerte cuerpo, sale del círculo, saltando con perezosa calma y se lanza al agua fangosa del río. En la superficie asoman sus ojos saltones atisbando las abombadas nubes. Una embarcación se dirige hacia él, trata de dar un salto para librar la velocidad del motor. El anfibio es despedazado salpicando los lirios de manchas oscuras.

Éste es el final de la triste historia de un grillo, y ¿por qué no?, la triste historia de un sapo. El suceso se lo narró a una cigarra la viuda del grillo, quien a su vez relató que la pequeña embarcación fue destruida por un enorme barco. En esta vida no hay especie que no sea vulnerable a cualquier desgracia.

EL RENACUAJO
Ena Krite
En un pequeño y apacible remanso de un río vivían unos renacuajos y varios peces. El más juguetón de los renacuajos admiraba la belleza de los peces y despreciaba la fealdad de los de su misma condición. Sus viejos compañeros desaparecían y llegaban nuevos.

Buscaba con insistencia la compañía de los peces, éstos se alejaban de él para continuar con sus actividades dando piruetas y llenando de color las aguas. Así como él era despreciado por esos seres acuáticos, él se alejaba con desdén de las pequeñas larvas oscuras que buscaban su compañía. Con el tiempo comenzó a entristecerse y envidiar la belleza de los otros. Sin embargo, sucedió algo inesperado: su cuerpo fue expulsado a la superficie para caer en una roca y ahí sufrió una metamorfosis, le crecieron extremidades y se transformó en una simpática rana. Sobre la piedra donde estaba, se encontraban esparcidas varias ranas, felices del cambio que habían experimentado le gritaban se acercara a ellas para descubrir ese interesante territorio.

La nueva rana observó el cielo y vio hermosos trazos de colores, eran aves que desplegaban sus alas con majestuosidad. Nuevamente quedó maravillada, volvió a lamentar su apariencia y deseó ser un ave. Las demás ranas se alejaron del lugar, dejando sola a la pensativa figura. De la copa de un árbol descendió a toda velocidad una gaviota, apresó a la rana y se alejó con satisfacción por haber obtenido de manera tan fácil su desayuno.

EL SALTAMONTES ENAMORADO
Ena Krite
Un saltamontes quedó prendado de la estilizada imagen de una mantis, también llamada santateresa. Sabía que ella nunca le haría caso, siendo un simple saltamontes. Un día en que el cielo resplandecía más que de costumbre, tuvo la suerte de encontrarse el cadáver de un mantis macho. Tras una rápida cavilación, decidió ponerse a manera de disfraz el cascarón del insecto. De esa manera pudo acercarse a la hermosa por quien suspiraba. La mantis quedó embelesada de su gallardía, se comprometieron y esa misma noche, santateresa en un arrebato de pasión devoró la mitad del cuerpo del falso mantis.(Año 2001).

LAS VITRINAS
Ena Krite
Cierta mañana de un día tibio, salió de paseo una pequeña con su querido papá. Ella fue formada en un hogar cariñoso, no tenía que preocuparse por nada, porque su padre siempre estaba pendiente para complacerle cualquier capricho. La niña siempre disfruta estos paseos, puede ver todo lo que acontece a su alrededor a través de vitrinas.

En una de las vitrinas se observa un par de amantes en el momento ardiente de un deseo incontenible. Ella levanta los ojos interrogantes hacia su padre, él aprieta con fuerza su mano y la incita a caminar más aprisa. La imagen de los amantes se pierde de vista, mas no de la mente de la niña.

Siguen andando el padre y la hija. En la siguiente vitrina se distingue un inmenso salón, donde hombre y mujeres bailan, beben y tragan bocanadas de humo, para después expulsarlas con un rictus sensual en los labios. La música es atrayente, bustos y redondos estómagos vibran al ritmo candente de la música. Ella quiere observar más, no quiere irse, sólo quiere deleitar sus ojos y oídos con esas visiones y sonidos tan hermosos. El padre tiene prisa, da un fuerte tirón al brazo de la pequeña, que empieza a sentirse compungida.

En otra vitrina hay un caos total, una marabunta de personas son embestidas a golpes por otros individuos. Nadie tiene piedad por ninguno, de la boca de uno salen borbotones de sangre, otro golpea a un negro hasta hacer que sus costillas se conviertan en astillas. La niña quiere saber por qué se están maltratando de esa manera. Su padre no desea responder ni quiere que los castos ojos de ella observen esa masacre.

La toma de la mano y empieza a correr. Ella tiene tanta curiosidad, tantas ganas de estar presente en todas las vitrinas que sólo observa de lejos. Con un movimiento brusco logra zafar su mano de la de su padre y sale corriendo a toda velocidad hacia las vitrinas. Ahora está presente, está con los amantes, ella es un amante, aprende a conocer la lujuria. Pero no es suficiente, ella quiere saber más, quiere participar en todo.

En otra vitrina hay un ser extraño con la mirada perdida, tal parece que tiene paz dentro de sí. Con actitud metódica, quema en la palma de la mano una especie de chocolate y lo mezcla con tabaco, con mayor precisión aún hace un cigarro con la mezcla. Ella observa cómo el hombre se lleva a los labios el cigarro y aspira hondamente, cada vez que aspira el humo, su tez se pone más translúcida, sus ojos se vuelven dos cuevas profundas. Ella desea entrar a esas grutas, por donde salen estelas de paz, de suavidad. La pequeña está cansada de tanta euforia, estira la mano; no se percata que lo que sostenía el cigarro es una mano descarnada.

Ella experimenta paz, sin embargo, nacen angustias que la persiguen; huye del escaparate para refugiarse en un salón. En ese lugar las personas son felices, cantan, bailan, ríen, sobre todo ríen, se carcajean. Ahí descubre la fórmula para lograr reír y ser feliz, es un líquido amargo, después de unos cuantos tragos se olvida el sabor. Ella también brinda como todos, ella también habla para no decir nada.

La pequeña vive en todas las vitrinas, aún quedan muchas más por entrar para experimentar. Hay momentos en que se pega al vidrio del escaparate por si ve pasar a su padre y decirle que le gustaría tomar nuevamente su hermosa y suave mano. Él ya nunca pasará por esa calle, fue ahí donde la perdió y no quiere recordar ese doloroso momento.

Ella también tenía manos suaves y hermosas. De eso ya no queda mucho. Dentro de poco podremos ver en las vitrinas, otra mano sosteniendo un cigarro; una mano descarnada, un esqueleto que no tiene paz. Un torbellino se cuela entre los huesos de lo que un día fue una pequeña niña que caminaba por las calles de la vida con su querido papá. (Año 1992).


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