viernes, 23 de marzo de 2012

0047

EL EXILIO EN LA NOVELA ANTONIA DE MARÍA LUISA PUGA (1)
Ena Krite



Impregnaste tus penas
en los muros antiguos.
Te quitaste la capa en que escondías
los abrazos de ayer.
Te despojaste apenas del misterio.
Tu historia es transparente.

Carmen Alardín


Un libro que me gustó y me acompañó a lo largo de un viaje es del que hablaré, sin importar los años que han pasado de la última lectura, la figura de Antonia, al igual que grandes personajes de grandiosas obras me han seguido en este andar por el tiempo.

El libro trata de la amistad de dos mujeres de veinte años, a finales de los años sesenta se conocen en un avión que las lleva a Londres. Una pretende ser escritora y va tras las huellas de Virgina Woolf, la otra, el personaje central, Antonia, va a estudiar teatro.

A lo largo de las páginas encontramos descripciones de la vida londinense, lo que implica el exilio voluntario, vivencias amorosas y el presagio de la muerte. La enfermedad de Antonia navegará junto a la amiga escritora, sin abandonarla, ni con el transcurrir de los años, incluso una vez desaparecida Antonia. La enferma decide no dar importancia a que su vida se acortará demasiado pronto; la otra vive con culpa y sentimientos encontrados ante la visible pérdida de su amiga.

El enfoque que intento dar, acaso de manera vaga y no con la profundidad que merecerían los temas, es un análisis somero de dos puntos: Las implicaciones de la enfermedad y lo que es osignifica un exilio voluntario. Me he apoyado en algunos libros y en una revista específicamente con opiniones de escritores cuando se han encontrado físicamente mal, así como un par de fragmentos poéticos y algunos comentariospersonales sobre el exilio.

María Luisa Puga nos dice sobre eloficio de escritor: La verdad es que sí tiene que estar uno un poco loco para dedicarse a escribir. Para escoger ese estado esquizofrénico que llega a ser aterrador a veces. Para quitar esa línea que nos separa de lo otro, que nos contiene en un yo claramente establecido y diluirnos en una nada que escurre por todos lados hasta cobrar cuerpo la escritura. Queda uno tembloroso después; vacío… un poco muerto porque algopropio ha trasladado su existencia a otra parte. (2)

Hablando sobre el exilio, menciona: Si hay un lugar en donde una mujer puede aprender a vivir sola sin sobresaltos excesivos, ése es Londres. (3) En las grandes ciudades uno desaparece en el anonimato, extranjero o no. (4) En un pueblo pequeño se es implacablemente fuereño, distinto, aparte. A veces eso alivia; otras no. (5) El escritor siempre es un fuereño. Anda merodeando las cosas desde otro terreno; otro punto de vista. Su vicio y oficio lo transforman poco a poco en una especie de voyeur. (6) En fin, el espacio de la escritura está en uno. Para propiciarlo a veces es preciso recorrer muchos kilómetros. (7)

Hace más de dos décadas me encontraba fuera de mi país, en la búsqueda de una “supuesta identidad”, me alejé de México decepcionada de la mala organización de los sistemas, y tal vez, la razón principal, por una mala transición de adolescente a adulta, que hasta la fecha con 40 años y un pilón a cuestas, no sé cuando esta larva que soy se transformará en crisálida, “some day in Paradise”.

Con el caminar de los años fuera de mi terruño, pareciera que en vez de alejarme, me hubiera acercado más a mi cultura, creciendo un nacionalismo cargado como siempre es, de una buena dosis de prejuicios a todo lo que no es familiar. Comencé a despreciar al país que me había abierto las puertas para integrarme a su sociedad, fue entonces cuando surgieron estos pensamientos viscerales: “Aquí todo es así, se busca una profundidad a las cosas, palabras y hechos, solamente le dan vueltas encaminándolas a un laberinto. No hay nada forjado, todo se transforma en hechos postergados. Me pregunto si estoy en el lugar correcto. Aquí es donde vivo, en otros lugares donde viví eran otros puntos cardinales: Norte, Sur,Este y Oeste; aquí no es así, es: Arriba, abajo, a un lado y a otro pinche lado. Es estúpido para unos, congruente para mí. Son mis términos, para los demás son otros; sin embargo, todos llegamos al centro exacto del dilema, por así llamar al meollo o culo de los pensamientos. Esos que no pueden expresarse clara y concisamente como quisiéramos. ¿Trabas, hipocresías? Éste es un mundo de controversias y flacideces”.


Actualmente la visión que tengo del exilio voluntario ha cambiado mucho, posiblemente gracias a maravillosas lecturas de obras que a la fuerza nos abren el coco para dar paso a un panorama más objetivo, o ya sea que el paso de los años, no sólo sirve para acumular grasa, arrugas y canas, nos abra ligeramente las percepciones de la imparcialidad y surja una pizca de sapiencia. Tener la oportunidad de viajar y alejarnos de nuestras raíces nos ofrece una inmensa gama de experiencias. Aprendemos a no comparar un país con otro, cada nación tiene sus propias cualidades y defectos.

A continuación algunos fragmentos inmersos en la novela de Antonia que nos ilustran al respecto: Ver las noticias es otra de las maneras en que la extranjeritud lo cala a uno. Ver o escuchar un servicio noticioso a la espera de que hablen del país propio. (Pág. 34). Nunca habíamosvisto el cambio de estaciones. Era normal que nos llamara la atención. Lo único que me seguía perturbando era la gente. Tan pálida, tan incómoda. (Pág. 54). Desde el momento de pisar la primera de sus calles pudimos darnos cuenta de la diferencia entre una ciudad propia y una ajena. (Pág. 56). A lo mejor la diferencia entre una ciudad latinoamericana y una europea. Aquí uno siente que la ciudad ha nacido al mismo tiempo que la costumbre de la gente de ser de esta ciudad. En el D.F. esa costumbre es imposible. La ciudad está todo el tiempo cambiando. Cada gobierno sexenal hace su ciudad, rompe la anterior. Uno siente que vive en un pizarrón en donde alguien está constantemente tachando. (Pág. 60).

Llegado a este punto del texto que podría identificarse como el ambiente; ahora hablaremos del triste dilema que es la enfermedad, despeñándose hasta caer en los brazos de la muerte. La narradora habla sobre la muerte que sobrevuela a Antonia: En ese Londres joven, de moda, alegre y provocador, yo puse a la muerte a vivir a mi lado. (Pág. 46). Ella (Antonia) no tenía miedo. No pensaba en eso. Vivía con su muerte como si nada. (Pág. 54). Pensé de pronto que a lo mejor así como era uno del lugar en el quehabía nacido, podía ser del lugar en el que moría. (Pág. 62).

Las palabras funestas: cáncer, enfermedad y muerte, me llevaron a la búsqueda de autores que hablan de sus propias dolencias, dando por resultado varias opiniones, algunas detalladas con cierta gracia, pero nunca restando la importancia que merece una dolencia: Jaime Sabines divide en dos los “tipos de dolores”, el moral y el físico. Y aclara que mientras el primero, si se supera, engrandece, ennoblece y hace que la gente sea más solidaria, en su opinión el segundo es una trampa humillante, abyecta, que hunde al hombre en su animalidad y miseria, lo apresa en su propio organismo. El mismo Sabines responde con desdén recordando algún texto de Milán Kundera: Quedó aquí, entre la mierda. Y sientes que los meses que han pasado es un tiempo infructuoso, irremediablemente perdido.

Intervenido quirúrgicamente para extirparle el apéndice, Salvador Novo escribió un sonetoque decía:

Me operaba un doctor de polendas
y con grave y gentil parsimonia
comenzaron a dar ceremonia
con raparme las partes pudendas.

Contaba entonces a Mundo Médico: No recuerdo cómo terminaba exactamente el soneto, pero se refería a que me dijera a qué le llamaban ellos apéndice. Lo que yo no quería es que me fueran a cortar un apéndice por otro. María Luisa Puga en Antonia dice: Pensar en un yo más verdadero que otro cuando uno tiene cáncer, resulta lujoso. (Pág. 170). ¿Cómo no sucumbir a la enfermedad cuando te meten en la cama, te quitan tu identidad, te separan de lo vivo? (Pág. 170).

El aislamiento provoca la muerte del espíritu. Si nos rodeamos de vida, formaremos una coraza para afrontar la realidad de nuestras limitaciones y lograremos envolverlas en una ligera luz que logre cegar a la enfermedad. Que la muerte irrumpa y atraviese nuestras existencias es un hecho escandaloso al cual hay que sobreponerse a toda prisa porque hay tanto que hacer. Sólo la memoria, con su laconismo habitual, reorganiza lo vivido, es uno capaz de darse cuenta de todo lo que sucedía y cuán poco preparados estábamos para vivirlo.

He encontrado una cierta similitud entre el exilio voluntario y la muerte. En la emigración se pueden experimentar diversas sensaciones, nos sentimos perdidos, alejados de todo lo que nos era tan familiar, nos embarga una horrible tristeza y una soledad nunca antes experimentada. Con la muerte se percibe, muchas veces, lo mismo. Me refiero a la muerte de seres queridos o nuestra propia concepción de vida efímera. La muerte no es más que un exilio, en ocasiones involuntario y en otras,voluntario.

Había tenido la maleta abierta
Año tras año
Regresó a su país.
Y no la pudo abrir.

Hebert Abimorad (8)



Notas

(1) María Luisa Puga (México D. F., 3 de febrero de 1944-†25 de diciembre de 2004) fue una escritoray ensayistamexicana.Tras la muerte de su madre, pasa su infancia en Acapulco.La adolescencia la pasa en Mazatlán, y después de volver a México D. F., en el año 1968 se traslada a Europa, paradespués establecerse en Nairobi. Después de volver a la capital mexicana, decide trasladarsea vivir a una casa en un bosque de a orillas del lago Zirahuén, en Michoacán.En 1995es secuestrada, y recoge esa experiencia en la novela Nueve madrugadas y media. En el año 2002 empieza a sufrir losdolores causados por una artritis reumatoide, lo que la lleva a escribiren el año 2004Diario del dolor. En diciembrede 2004 se le detecta un cáncer de hígado y ganglios en estado avanzado, falleciendo a las tressemanas.

Novelas
Las posibilidades del odio (1978)
Cuando el aire es azul (1980)
Pánico o peligro (1983) Premio Xavier Villaurrutia 1983
La forma del silencio (1987)
Antonia (1989)
Las razones del lago (1991)
La ceremonia de iniciación (1994)
La viuda (1994)
La reina (1995)
Inventar ciudades (1998)
Nueve madrugadas y media (2003)

Cuentos
Inmóvil sol secreto (1979)
Accidentes (1981)
El tornado (volumen de cuentos infantiles) (1985)
Intentos (1987)
Los siete pecados capitales (volumen de cuentos) (1989)
Los tenis acatarrados (volumen de cuentos infantiles) (1991)

Ensayos
Cuando rinde el horno (1982)
Itinerario de palabras (junto a Mónica Mansour) (1987)
María Luisa Puga. De cuerpo entero (1990)
Lo que le pasa al lector (1991)
Crónicas de una oriunda del kilómetro X en Michoacán (1995)
Diario del dolor (2004)

(2) Puga, MaríaLuisa; De cuerpoentero, p. 19.
(3) Idem, p. 20.
(4) Idem, p. 30.
5) Ibid.
(6) Idem, p.55.
(7) Idem, p. 56.
(8) HebertAbimorad: Nació en Uruguay. Reside en Gotemburgo, Suecia desde 1975. Sedesempeña como poeta, traductor, maestro y periodista cultural. Director de larevista sueca Avsikter. Ha colaborado hasta su cierre con el periódico Arbetet.

Bibliografía
Abimorad, Hebert; Poemas frugálicos.
Alardín, Carmen; La libertad inútil y algunas noches.
Proceso, Revista; 4 Sep. 1995.
Puga, María Luisa; Antonia.
Puga, María Luisa; De cuerpo entero.

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