lunes, 26 de marzo de 2012

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UN MUNDO FELIZ

Vivimos en un mundo feliz. Un mundo donde pocos mandan sobre muchos, donde se decide antes de nuestro nacimiento quiénes seremos.

Porque es peligroso dejar que muchos decidan y manden sobre muchos. Cuando hay desconcierto o incomodidad por el trabajo o la situación que se presente, recurrimos a cualquier placebo que nos tranquilice y que haga que las cosas “vuelvan su curso normal”. Todos somos felices en este mundo.

Relacionamos lo que tenga que ver con libros y ciencia con el fastidio y el aburrimiento. Pareciera que desarrollamos un “horror instintivo” desde pequeños. Nos castigan quitándonos la televisión y poniéndonos a hacer la tarea.

También consideramos feísimas las cosas viejas. Tirar la ropa usada es mejor que arreglarla y volverla a usar. Es mejor tirar que remendar. Es mejor tirar que reciclar. Es mejor comprar que conservar. ¡Tenemos que estar a la moda!

También tenemos que estar contra el pasado: ir lo menos posible a los museos y a los monumentos históricos. Qué aburrimiento. ¿Podría alguien explicar que significado tiene una pirámide? ¿Puede alguien recordar una línea de Shakespeare o de García Márquez? Por supuesto que no, ¡eso sólo lo hace la gente infeliz! Pero nosotros somos felices.

Estamos muy ocupados, y si por alguna circunstancia el tiempo produce una grieta en la masa compacta de nuestras actividades, siempre queda alguna otra forma de distraerse, no podemos tener tiempo para pensar mucho, eso lo hace la gente infeliz.

Aquí las cosas antiguas ya no son útiles. No hay que sentirse atraído por las cosas antiguas, y sobre todo no es necesario entenderlas. Nos tienen que gustar las cosas nuevas. La gente feliz tiene cuanto desea y hace lo que quiere. Escribir y hablar cuando no tenemos nada que decir es la mayor virtud.

Ocho horas y media de trabajo, y luego, la ración de internet, futbol y novelas. No queremos cambiar, cada cambio es una amenaza para nuestra estabilidad, por eso estamos tan poco inclinados hacia los avances. Cada descubrimiento de la ciencia es potencialmente subversivo. La ciencia y el arte son incompatibles con la felicidad. La verdad es una amenaza y la ciencia es un peligro.

El conocimiento y la verdad es lo menos valioso. Nos libramos de todo lo desagradable en vez de aprender a soportarlo y a tratar con ello, y no vivimos en inquietud por lo que ocurrirá mañana. ¿Conocimiento? ¡Una persona feliz no necesita conocimiento!

Este estilo de vida nos hace felices. Pero por ningún motivo debe ser para todos. Por eso debemos dividirnos en clases sociales. Tal y como Aldous Huxley nos dijo que sería “en el futuro”: Alpha (la élite), los Betas (los ejecutantes), los Gammas (los empleados), los Deltas y los Épsilones (destinados a trabajos arduos). Pero nosotros somos felices en este mundo.

Cortesía de Hazme el Chingado Favor

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