martes, 15 de mayo de 2012

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 CUANDO SE ACERCA LA MUERTE, ¿DE QUÉ NOS ARREPENTIMOS?



Una vez que estemos en el lecho de muerte, serán muchas las cosas que nos pasarán por la cabeza. Es imposible hacerse a la idea de lo que es afrontar una muerte inminente, y suele ser algo que la gran mayoría evita afrontar hasta que se convierte en algo inevitable. Unos prefieren pensar que después de todo existirá un dios, la reencarnación o algo más allá de esa línea. Otros simplemente darán por sentado que la muerte es afrontar el fin.


Pero más allá de estas discrepancias, todo el mundo en el lecho de muerte comparte algo: el poder mirar toda la vida en perspectiva. Esto es lo que lleva a que prácticamente todas las personas se arrepientan de algo, o simplemente piensan que les hubiera gustado haber hecho determinadas cosas de otra forma. Pero, ¿de qué se arrepienten?


I: Bronnie Ware


Bronnie Ware es una cantautora austrialiana, que con su formación como enfermera se dedicó a los cuidados paliativos de enfermos terminales durante sus últimas semanas de vida. Gracias a ello aprendió mucho de esos momentos antes de la muerte, y se percató de cómo cada persona afrontaba los momentos de forma totalmente distinta, aunque, según Bronnie, la totalidad de los pacientes que trató en ese tiempo terminó aceptando su situación.


De toda su experiencia, Bronnie recopiló las cinco cosas de las que los enfermos más se arrepentían, o desearían haber hecho de otro modo, cuando llegaba su fin. Por supuesto que los matices son tantos como personas, pero esta pequeña lista da mucho que pensar sobre cómo se suele vivir la vida, algunas veces a contracorriente de lo que hubieras deseado.

 
1. Desearía haber tenido el coraje de vivir una vida sincera conmigo mismo, y no la vida que otros esperaban de mí


Este arrepentimiento fue el más común de todos. Cuando llega el momento de mirar atrás, la gran mayoría de personas se percata de cómo muchos sueños se perdieron por intentar hacer lo que otros esperaban de ti, en vez de lo que tu mismo deseabas en aquel momento.


Posiblemente nadie está dispuesto a afrontar las consecuencias de vivir una vida egoísta en la que tú mismo seas el único fin, pero no hay que dejar todo aquello que deseamos de lado porque no esté acorde con lo que otros piensan.


2. Desearía no haber trabajado tan duro


Este arrepentimiento lo compartieron todos los pacientes masculinos de Bronnie. Hace décadas, el trabajo era algo sólo de hombres, y muchos de ellos sacrificaron la compañía de sus parejas y el ver crecer a sus hijos por conseguir el dinero suficiente para que vivieran mejor y más dignamente de lo que había sido su infancia.


Mirando en perspectiva, hay que intentar encontrar el equilibrio entre el dinero necesario para vivir, y el vivir la vida en sí. Como dice el dicho, de nada sirve trabajar y romperse el lomo para terminar siendo el más rico del cementerio. La idea debe ser trabajar para vivir, y no vivir para trabajar.


3. Desearía haber tenido el coraje necesario para expresar mis sentimientos


Son muchos los que ocultan sus verdaderos sentimientos para evitar confrontaciones. Si bien es cierto que puede que la vida sea más sencilla, el fingir un comportamiento que no compartimos nos puede llevar a las depresiones que presentaba gran parte de las personas que se arrepentían de esto en concreto.


No se puede estar de acuerdo con todo el mundo, y eso es una realidad. Cada vez que expreses una opinión, habrá quién esté de acuerdo y quien no, pero no por ello tenemos que callarnos. Las confrontaciones no siempre son malas, y muchas discusiones terminan en grandes amistades. Mientras no se pierda el respeto, todo es posible.


4. Desearía haber mantenido el contacto con mis amigos


Las personas y amigos con los que uno se cruza a lo largo de la vida son muchos. Y es cierto que no se puede mantener la relación que desearías con todo el mundo, pero muchas veces por dejadez o por ser incompatible con una vida frenética se quedan atrapadas en el olvido amistades que fueron auténticas joyas.


Cuando llega el fin, las barreras que te llevaron a perder poco a poco una amistad parecen tan fácilmente salvables, que parece imposible no arrepentirse de haber perdido las realmente valiosas.


5. Desearía haberme permitido ser más feliz


Un arrepentimiento sorprendentemente común, y en cierto modo ligado a los antiguos estilos de vida. Cuando la religión tenía un gran poder en la sociedad (no digo que ahora no lo tenga, sino que antes tenía más), la felicidad parecía estar prohibida. Si lo pensamos, todas las religiones abrahámicas hablan de un sacrificio necesario en vida, para ser dignos de la vida eterna.


Ahora, parece impensable ser infelices de forma voluntaria, pero aún es grande la herencia de esas religiones presente en la cultura. Sin ir más lejos, ¿cuánta gente ha preferido quedarse en casa a guardar luto, cuando llorar no podía arreglar nada ya? Bertrand Rusell escribió un gran libro sobre esto: La Conquista de la Felicidad.


Nota: todo esto es una lista elaborada de forma totalmente personal por Bronnie Ware, en la que he intercalado reflexiones personales en cada uno de los puntos. La lista no tiene ningún carácter científico, pero he querido mostrarla porque creo que es algo sobre lo que se puede reflexionar largo y tendido.

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